Una crisis regional
¿Qué está pasando con los gobiernos y los pueblos de la América Latina?
No, no es una coincidencia que varios países de América Latina estén enfrentando múltiples protestas y manifestaciones sociales en busca de erradicar las brechas económicas que distinguen a millones de pobladores latinoamericanos de los empresarios y dueños del poder en la región.
Tampoco es solo Chile y Venezuela, las protestas se extienden a Brasil, Argentina, Haití, Ecuador, Perú, Bolivia, Nicaragua, Honduras y Colombia, aunque el estallido de las manifestaciones es distinto en cada región, el trasfondo es el mismo, los gobiernos han incumplido sus promesas para disminuir las diferencias económicas entre la población.
Luego de la crisis económica de 2008 y la presunta victoria de la democracia en varias regiones de la América Latina, los Estados creyeron que reducir el número de pobres bastaba para calmar las inconformidad de los opositores, sin embargo, mientras los pobres salían de la extrema pobreza, las cuentas millonarias de unos pocos se ensancharon más, algunas —muchas— de la mano de la corrupción.
En más de una década los Estados latinoamericanos han presumido —casi todos— una economía ascendente, aunque a paso lento, el crecimiento económico ha sido un efecto cegador ante las carencias sociales que presenta gran parte de la población, por ello no sorprende que en Chile pidan un mejor servicio público de salud (no solo la disminución del costo del Metro o el fin a la violencia contra los manifestantes), una reforma pensional, mejor salario mínimo y una educación pública de calidad.
El tema de la democracia, por ejemplo en Bolivia, es una cuestión que también está afectando a la región, pues los 14 años de Evo Morales en el poder y las acusaciones en su contra por manipular las instituciones del Estado a su favor ponen el dedo en la llaga de la ineficacia de los gobiernos latinoamericanos, pues no han sido capaces de resolver las exigencias del pueblo: los derechos sociales.
Aunque sobresale la violencia militar contra las manifestaciones en Chile y, desde luego, se espera sea erradicada, el problema de América Latina se encuentra más al fondo, por fortuna, la región parece contar con una nueva camada de «clasemedieros», informados y dispuestos a tomar las calles, que están haciendo ruido en los oídos del mundo entero.
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