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El lunes pasado los miembros del Senado aprobaron en comisiones el dictamen sobre la Guardia Nacional. Los legisladores que difieren con algunos de los puntos de este proyecto de AMLO no participaron, razón por la cual será rechazada el jueves que se lea y vote el documento en la sesión.

El coordinador de los panistas en el Senado ya dijo que tienen «seis o siete puntos irreductibles» que no esperan negociar para darle luz verde a la Guardia Nacional. Incluso, el blanquiazul externó que hay legisladores morenistas que también comparten que la militarización del nuevo cuerpo de seguridad es dañino para México.

«No quieren apostarle a la pluralidad, a los acuerdos, quieren puros albazos, pero así no les va a salir, se van a dar un quemón y una exhibida el jueves», declaró Samuel García, senador de Movimiento Ciudadano, haciendo alusión a la forma autoritaria en la que actuó Morena el lunes. El legislador agregó que Morena debe negociar pues los votos que tiene no le son suficientes para aprobar la creación de la Guardia Nacional. El capricho de AMLO le saldrá caro.

Porque los panistas son oposición. Un tanto sosa y forzada, pero oposición al fin y al cabo. No perdamos de vista que el PAN se ha dedicado a rechazar todo lo que emane de Morena, sin detenerse a negociar ni buscar beneficios de algún modo. Su número de espacios en el Senado le dan valor para aferrarse a decir no, sin sopesar causas y efectos. Aún están a tiempo. Deberían olvidarse de rencores que datan del 2 de julio y, de paso, seguir el ejemplo del PRI, que ha sabido mover sus piezas en un tablero que le es adverso pero que con pericia política ha ganado terreno.

Mientras tanto el tabasqueño, en su matutina de ayer aseveró que las fallidas estrategias de seguridad en los dos sexenios pasados potenciaron y expandieron la violencia en el país, por lo que pidió ahora que PAN y PRI le ayuden para regresar la seguridad al país. Según el mandatario tabasqueño, la nueva institución garantizará el bienestar de los mexicanos y blanquiazules y tricolores deben cooperar ante el desastre y derrame de sangre que dejaron. Parece que al presidente busca el apoyo no sustentando su proyecto sino solo apelando a la culpa que podrían llegar a sentir aquellos que no supieron frenar la problemática local y la hicieron nacional.

Por otro lado se le ha olvidado a López Obrador la contradicción en la que ha caído. Por  aquello de «abrazos no balazos», vendiendo una imagen de pacifista cuando era candidato que no cuadra con el personaje que ahora ya le puso la banda presidencial. No lo decimos por la frase sino por el cambio de discurso en el tema delas fuerzas armadas.

 

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