Aún no asumía la presidencia y Andrés Manuel López Obrador ya generaba polémica sobre lo que sería su administración. La creación de la figura de los superdelegados fue una de las razones por las que el tabasqueño empezó a recibir críticas antes del 1 de diciembre de 2018. Hoy, a más de cinco meses de su gobierno, el tabasqueño y uno de esos nuevos funcionarios se encuentran bajo lupa.
Y es que Carlos Lomelí Bolaños, delegado federal en Jalisco, ha sido señalado en una investigación de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) por ser el responsable de una red de empresas que venden medicamentos. Lo anterior no suena mal, si alguien se sabe administrar y expandir su negocio de forma legal, está en todo su derecho de hacerlo.
No obstante, los compradores de los productos de Lomelí son nada más y nada menos que el gobierno federal y 11 administraciones estatales (Sonora, Chiapas, Estado de México, Guanajuato, Chihuahua, Veracruz, Michoacán, Nayarit, Aguascalientes, Estado de México y Jalisco); además, en este caso están involucradas dependencias como IMSS (que trae su asunto personal tras la renuncia de Germán Martínez), ISSSTE, Instituto Nacional de Pediatría y Pemex.
Fue por esto que PAN, PRI, Movimiento Ciudadano y PRD emitieron un documento en el que le exigen López Obrador y gobernadores aclarar porqué en los últimos seis años Lomelí Bolaños accedió a 150 contratos por más de 2 mil 263 millones de pesos; mientras que en lo que va del actual gobierno, se ha adjudicado ocho contratos por 164 millones de pesos. Estos últimos, fueron asignados de forma directa, y uno de ellos (36 millones) fue dado por el gobierno veracruzano, liderado por el morenista Cuitláhuac García.
El conflicto de intereses es evidente. Por lo pronto el presidente ya dijo que revisará el caso pero de antemano argumentó que se trata de «grilla», «politiquería»; el tabasqueño dio a entender que el gobierno de Jalisco, a cargo de Enrique Alfaro, puede estar detrás de la denuncia, puesto que Lomelí Bolaños compitió por esa gubernatura, además de las incomodidades que podría causar su puesto como delegado federal.
Entre una cosa y otra, parece que el amiguismo, las licitaciones directas, el monopolio de un sector y la corrupción pueden empezar a ser parte del historial de la 4T. Si no es así, explíquennos.
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