«Quintanarroenses, este es uno de los momentos más importante de mi vida». Esas fueron las palabras que Roberto Borge Angulo lanzó el día que Beatriz Paredes le tomó protesta como candidato del PRI a la gubernatura de Quintana Roo. Ese día el priista habló decididamente de trabajar por el estado y velar por los intereses de la población –el discurso de cajón–, pero el sol era tan intenso que pareciera que en ese mismo momento le derritió las ideas y le borró por completo el mensaje leído.
Al año siguiente ganó las votaciones y ahí empezó el aquelarre. Su periodo al frente de la entidad fue bueno pero para sus intereses. Su proceder y enriquecimiento levantó sospechas y la Secretaría de la Gestión Pública tenía preparadas a inicios del 2017 alrededor de 30 demandas contra algunos de sus colaboradores más cercanos. En total se habla de una pérdida de alrededor de 30 millones de pesos durante la administración borgista.
Uno de los casos más sonados en Quintana Roo durante el periodo de Borge fue el que reveló la organización «Somos tus ojos», la cual se dedica a monitorear y revisar la rendición de cuentas en esa entidad. Se trata de la venta de 44 predios que forman parte del patrimonio estatal y que el entonces gobernador vendió, a un precio considerablemente bajo, a empresarios, políticos y amigos cercanos. También está el hecho de que a Rosa Yolanda Angulo Castilla, madre de Borge, se le aseguraron diversos inmuebles que pertenecen al patrimonio cultural de Quintana Roo; terrenos de grandes extensiones y valores desproporcionados.
Y así podríamos seguir con la lista de «travesuras» que Borge realizó para dejar desbandado al estado que juró proteger. El mismo personaje que forma parte de la nueva generación del PRI, esa que Peña Nieto tanto presumió y que de a poco se va cayendo cual castillo de naipes. Ahí están el filósofo y bonachón Javier Duarte y Tomás Yarrington, recientemente capturados.
Parecía que estos políticos se habían olvidado de aquella máxima tricolor que uno de los próceres, Carlos Hank González, lanzó en su momento: «Un político pobre es un pobre político»; pero resulta que no, hasta parece que la traen tatuada en alguna parte del cuerpo por si en algún momento se les olvida.
Este recuento viene al presente porque el gobierno panameño acaba de autorizar la extradición de Borge, detenido el pasado 5 de junio cuando pensaba viajar del país centroamericano rumbo a Europa. Cabe recordar que el PRI solo tardó tres días para deslindarse y expulsarlo de sus impolutas filas.
Ahora veremos qué tan hábiles se ven los abogados del exgobernador, quienes tendrán la posibilidad de impugnar la determinación para ganar tiempo y empezar a preparar la defensa de su cliente, porque la necesitará. Vienen elecciones y el tricolor lo sabe.
De tal forma que el lavado de dinero, aprovechamiento ilícito, peculado y ejercicio indebido de funciones deberán ser aclarados, tarde o temprano, por el buen Borge. Veremos si se acuerda de aquella frase que lanzó ese día soleado que tomó protesta como candidato de su partido: «Una elección es también una rendición de cuentas de los gobiernos para con la sociedad». Porque los quintanarroenses y todos los mexicanos estamos esperando que nos aclare qué pasó.
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