La quinta ronda de renegociaciones del TLCAN coincide con el famosísimo Buen Fin y, para aquellos que gustan del consumismo en estado puro esta podría ser una mala noticia. Pero no solo para ellos sino para la economía mexicana en general, porque si bien el peso tuvo una leve bocanada en la previa de las pláticas de hoy, en los cuatro días previos se había venido minimizando ante el dólar.
¿El Buen Fin del TLCAN? - FOTO: ANIMAL POLÍTICO II

La quinta ronda de renegociaciones del TLCAN coincide con el famosísimo Buen Fin y, para aquellos que gustan del consumismo en estado puro esta podría ser una mala noticia. Pero no solo para ellos sino para la economía mexicana en general, porque si bien el peso tuvo una leve bocanada en la previa de las pláticas de hoy, en los cuatro días previos se había venido minimizando ante el dólar.

Estados Unidos parece tener un pie afuera del tratado y si bien puede que su salida se prolongue por un tiempo, el impacto se dará sí o sí. Una cosa es tener la certeza de que México pueda aplicar el «viví sin conocerte, puedo vivir sin ti» y existir sin el TLCAN, pero otra muy distinta es que no se tambalee ante  el golpe que le propinará un peso completo.

Si míster Trump sigue con su ideal de abandonar el acuerdo y empezar a negociar acuerdos bilaterales será menester de nuestros políticos empezar a crear acuerdos por separado con el gobierno del magnate y con el de Trudeau. Y es precisamente esa transición la que podría dotar de una buena dosis de inestabilidad a nuestro país.

México es un país privilegiado por la naturaleza: cuenta con campos firmes para explotar, con sitios turísticos de excelencia descuidados, con vasto petróleo mal administrado, con mano de obra –y de la buena– mal pagada, con más recursos naturales menospreciados y así podríamos seguir. Por algo nuestro país es uno de los que más acuerdos internacionales tienen en el mundo, los demás ven en nuestra casa lo que nosotros no.

En el campo, por ejemplo, de 1994 –año en el que se firmó el TLCAN– al 2013 se perdieron aproximadamente 2 millones de empleos agropecuarios por la apertura mal dirigida que trajo consigo el acuerdo entre las tres naciones.  Otro dato fatal: el 80 por ciento de los principales productos de agro exportación –aguacate, jitomate, melón fresa, entre otros– está en poder de empresas foráneas.

Sin embargo, nuestros dirigentes no saben o no quieren aprovechar nuestro potencial. Esto provoca que nuestras finanzas sean de un país mediano cuando podrían estar a la altura de los grandes: «porque fuimos potencia mundial, somos pobres: nos manejan mal».

Nuestro México está para imponer condiciones y no estar aceptando la que sus socios le «sugieren», nuestro México tiene con qué ser uno de los líderes a nivel mundial en diversos sectores e industrias pero se conforma con ser actor secundario. Así las cosas ahora tenemos que andar esperando que colapsen nuestros cimientos financieros.

Puede ser que el destino quiera que la coincidencia se convierta en premonición y estos días sean el Buen Fin del TLCAN.

 

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