La investigadora del Departamento de Economía de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Iztapalapa, Delia Montero Contreras, señaló que los capitalinos gastan más de cuatro millones de pesos anuales en agua embotellada y destacó que ésta cuesta hasta dos mil veces más que el líquido de la red pública, lo anterior debido a la falta de información sobre la calidad del recurso hídrico que proviene de la llave.
La ausencia de esos datos es el mejor incentivo para una compañía transnacional, ya que un producto comercializado brinda certeza al indicar la cantidad de sales y calorías que contiene, argumentó.
Explicó que este hecho tiene su punto de partida después del terremoto de 1985, cuando millones de residentes permanecieron sin agua durante varias semanas. Por este evento, el agua potable estuvo contaminada porque las tuberías resultaron afectadas y la población comenzó a hervir y clorar el líquido para evitar daños en la salud.
La investigadora subrayó que desde entonces cambió la percepción sobre el consumo del agua de la llave, una conducta que también tomó mayor fortaleza en el resto del país pese a que el terremoto afectó en mayor medida sólo a la capital mexicana.
Resaltó que 90 por ciento de la población consume agua embotellada pese a que hay zonas con líquido de buena calidad y detalló que el consumo desmedido ha conformado dos mercados en la capital mexicana. En las zonas de más altos ingresos son más visibles las marcas de empresas transnacionales y en las regiones de escasos recursos están presentes las “purificadoras”.
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