Cerca de 800 niños, menores de cuatro años, viajan en la Caravana migrante
Al menos 2 mil niños y jóvenes integran la Caravana migrante.
Aunque los éxodos de migrantes centroamericanos en busca del llamado «sueño americano» son una realidad —y que, por cierto, existen desde hace ya varios años— la mayoría de ellos se diluyen en su recorrido por el territorio mexicano, sin embargo, algo diferente ocurre con la Caravana migrante que inició su camino desde Honduras, el pasado 13 de octubre, y actualmente se encuentra en el estado de Veracruz.
De acuerdo a cifras no oficiales, la Caravana (la primera de ellas) está compuesta por cerca de 4 mil migrantes, de los cuales, según Juan Martín Pérez García, director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), 2 mil son niños o adolescentes y cerca de 800 podrían ser menores de cero a 4 años de edad.
Sin embargo, existe una desconfianza de los migrantes para proporcionar información, por temor a una posible deportación, «aunque no debería suceder, sería una barbaridad», señala Pérez García. No obstante, se trata de una cifra bastante alta, que exige una respuesta apropiada, en el entendido de que los menores son los más vulnerables.
Gracias a la organización de la sociedad civil y el acompañamiento de servicios médicos y defensores de derechos humanos, la respuesta en general del Estado mexicano «ha sido apropiada», aunque se siguen realizando acciones «reactivas, en lugar de preventivas», es decir, la solidaridad de los ciudadanos (desorganizada en su mayoría) responde a la «crisis humanitaria y al desplazamiento forzado», pero sigue faltando el factor preventivo de parte del gobierno federal. A pesar de ello, la creación de puntos informativos, encabezados por organizaciones de la sociedad civil, funcionan como elementos de ayuda ante posibles riesgos que enfrentarán, así como recomendaciones personales, de salud, meteorológicas y de inseguridad, de cada una de las zonas por las que transitarán.
La ruta de la muerte
Tras su arribo al estado de Veracruz, la Caravana migrante decidió dividirse en dos: la primera fracción se dirigió a la Ciudad de México, mientras la otra continúa su camino hacia el norte del país en la denominada «ruta de la muerte». Un camino a través de Veracruz y Tamaulipas que ha costado la vida y el secuestro de muchos migrantes en los últimos años, la mayoría de ellos a manos del crimen organizado.
Cabe señalar que en la parte norte de Veracruz se concentra la mínima presencia del estado, por ello, «No hay un escenario estimulante», pues existe una relación proporcional entre el poder del crimen organizado y la falta del mismo de parte de los gobiernos federal y estatales, señala el director de la Redim al recordar que la ruta por el Golfo de México es la más peligrosa por lo que «el Estado está obligado a brindar seguridad específica a este éxodo, para evitar que sean víctimas del crimen. Porque cualquier delito que ocurra en territorio nacional, es responsabilidad del Estado».
En ese contexto, «tenemos una respuesta diversa» del gobierno federal: mientras los servicios de salud establecieron brigadas para atender a los migrantes, también existen los «discursos terribles» de la Secretaría de Gobernación y la Policía Federal «quienes han reprimido y han hecho agresiones hacia la población migrante».
Los discursos de xenófobos de Norte América
Fiel a sus promesas de campaña, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha mantenido su postura frente a los migrantes que todos los años esperan cruzar hacia la Unión Americana, al grado de desplegar a un primer contingente de mil soldados para «custodiar la frontera sur de su país». Se espera que los elementos castrenses alcancen los 5 mil 200 y de ser necesarios —según el propio Trump— la cifra podría llegar a 15 mil.
No obstante, los discursos de odio no son únicos del mandatario norteamericano, en México y en gran parte de Centroamérica, también existe una parte importante de la sociedad que estimula los discursos de xenofobia, violentando los derechos humanos de los migrantes, «pero corresponde a las autoridades federales y estatales crear políticas públicas para orientar y evitar que la ignorancia o los prejuicios puedan afectar la relación entre ciudadanos», mencionó Pérez García, en entrevista para Hoy Novedades.
Es de recordarse que tras el ingreso de la primera caravana a tierras mexicanas, diversos mensajes de odio abundaron en las redes sociales, dejando en evidencia la molestia de un sector de la población nacional en desacuerdo con las políticas migratorias del actual gobierno, quien ha hecho lo posible para que el éxodo centroamericano pueda avanzar hacia la frontera norte y no se detenga o establezca en los estados por los que transita. Por su parte, los territorios del norte ya han manifestado su preocupación por la falta de recursos para atender a los migrantes.
Por: Ernesto Jiménez
HOY NOVEDADES/MI MÉXICO