Donald Trump, el actual presidente de Estados Unidos, anunció la construcción de un muro fronterizo y todo el país se encuentra a la expectativa de lo que sucederá con la política exterior mexicana; mientras tanto, al interior del país, el IFT aprobó unos lineamientos que parecen construir una frontera a la libertad de expresión de la radio y la televisión.

Donald Trump, el actual presidente de Estados Unidos, anunció la construcción de un muro fronterizo y todo el país se encuentra a la expectativa de lo que sucederá con la política exterior mexicana; mientras tanto, al interior del país, el IFT aprobó unos lineamientos que parecen construir una frontera a la libertad de expresión de la radio y la televisión.

Durante las festividades navideñas, justo el 21 de diciembre, entre posadas, ponche y piñatas, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) pronunció los Lineamientos Generales sobre la Defensa de las Audiencias, que supuestamente defienden los derechos de las audiencias y que entrará en vigencia el primero de febrero.

De acuerdo con Salvador García Soto, columnista de El Universal, estos lineamientos proponen tres cuestiones preocupantes; la primera, será necesario colocar una cortinilla o aclaración para diferenciar la opinión de la crítica. Lo que ha preocupado a los conductores de programas de opinión, pues consideran que todo el tiempo tendrán que interrumpir su transmisión.

El segundo, el IFT propone dos términos subjetivos «veracidad», es decir, que la información esté respaldada, y «oportunidad», que las audiencias reciban la información a tiempo y de forma conveniente.

El tercero, antes de emitir publicidad, se debe colocar la leyenda «Se suspende programa e inicia corte programático que incluye publicidad», y al terminar «Termina corte programático, se reanuda programa». Incluidos en estos términos, los publirreportajes.

Además, el columnista agrega que, de no llevar a cabo los lineamientos, se podrá despedir a los comunicadores, suspender las transmisiones, obtener el 3 por ciento de las ganancias anuales y la cancelación de la concesión.

El panorama es desalentador y muy parecido a las distopías orwellianas, donde se debe poner atención a los contenidos que dirigen a la población y, en caso de que no concuerden con los intereses políticos, como es el caso de la «veracidad», ocultarlos y mantenerlos en el olvido.

Por otro lado, Gabriel Sosa Plata, en Sin Embargo, desmiente algunas de las precisiones que realiza el columnista, pues asegura que el IFT no tiene la facultad de despedir a nadie y, por el contrario, en los lineamientos se beneficia a sectores de la población que no eran tomados en cuenta.

Un ejemplo de ello, es que se debe informar con antelación los cambios de programación, ofrecer servicios de doblaje y subtitulaje al español y lengua de señas mexicanas, así como contar con códigos de ética.