El 10 de noviembre del 2023, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días realizó una donación de 1 millón de dólares para fortalecer los esfuerzos de socorro en Acapulco, Guerrero, tras el paso del Huracán Otis. Además, la iglesia ha contribuido con más de 40 toneladas de alimento, agua y kits de limpieza para beneficiar a miles de familias en la comunidad.
Sumado a ello, el Centro de Capacitación Misional (CCM), que forma parte de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días, contempla dentro de la formación de los misioneros el apoyo humanitario ante desastres naturales y otras catástrofes, como en el caso de Acapulco. Explicó, Nicolás Castañeda, director de operaciones del CCM, durante una entrevista para NotiPress.
Cuando hay cualquier problema que afecte a la comunidad, los misioneros están dispuestos a colaborar, lo hacen tal vez de manera callada y silenciosa, pero lo hacen con entrega y respondiendo a un llamado de servicio”, comentó el director de operaciones del CCM.
Además, Castañeda explica, el CCM, en cuanto a capacidad de capacitación, es el segundo más grande en el mundo. “Desde su apertura en 2013, se ha instruido a más de 70 misioneros, quienes han sido enviados a más de 40 países”. A su vez, señaló, Estados Unidos, es el país de donde proviene la mayor parte de interesados en formarse como misioneros. Por otra parte, el CCM ubicado en México, es el que tiene resultados más grandes en cuanto a inmersión de programas en español. Sin embargo, en este también se imparten capacitaciones en inglés, francés criollo y portugués.
Para ejemplificar la labor de los misioneros ante desastres como el paso del huracán Otis, el director de operaciones del CCM refirió el caso de una inundación en Culiacán, Sinaloa, en 2017. “Recuerdo que el presidente de la misión en el estado, a cargo de 150 misioneros, dirigió los esfuerzos de estos al apoyo de la comunidad afectada por la inundación. De este modo, describió, los evangelistas realizaron tanto labores de limpieza como de desazolve, retiró de escombros y otras tareas en apoyo a la comunidad. A su vez, refirió, las misiones envidadas a Acapulco realizan trabajos similares en la región, cumpliendo así con el deber de servir de su vocación.
Respecto a la formación de los misioneros, Castañeda destacó dos casos de acercamiento hacia las labores de evangelización. En el primer caso, desde temprana edad se recibe educación sobre los principios de evangelio de la iglesia, luego a los 14 años entran a un seminario donde reciben clase diariamente. Posteriormente, al alcanzar la mayoría de edad, los jóvenes que lo deseen envían su aplicación misional y un año después pueden realizar misiones.
Por otra parte, el líder de la iglesia refirió el caso de dos misioneros, quienes pese a no contar con acercamiento al evangelio a temprana edad, se acercaron a evangelistas, quienes les ayudaron a “hacer convenios con dios” y unirse a la iglesia. Cabe resaltar, en ambos casos se requiere tener al menos un año como miembros reconocidos por la iglesia para poder realizar misiones.
De esta forma, “la labor del misionero no solo es compartir la palabra de Dios, sino realizar servicio en favor de las comunidades”, destacó Castañeda. Con lo cual, reiteró el apoyo de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días para continuar apoyando a las personas afectadas por el Huracán Otis en Acapulco.
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