Con licencia para defenderse
Con licencia para defenderse

Cada vez son más frecuentes los enfrentamientos entre civiles y soldados

La CNDH informó que los soldados pueden regresar las agresiones de las que son víctimas con la fuerza proporcional a los ataques.

Admitámoslo, la mayoría de nosotros tiene problemas con la autoridad, a veces no ya por el sólo hecho de verlos cometer un crimen, sino incluso por el acto mismo de portar un uniforme que, para muchos, es símbolo de impunidad y corrupción. Por ello no es raro que, entre el hartazgo, los prejuicios y el miedo, los cuerpos militares se hayan ganado un coraje especial por parte de la población, pues frecuentemente se les mira más como represores del pueblo que como defensores del mismo.

Claro, la población también tiene motivos para mirarlos de esta forma gracias a ciertos hechos históricos que todavía arden. Uno de ellos es el caso de la matanza de Tlatlaya en 2014, donde las evidencias apuntaron a que el ejército asesinó a 22 personas en lo que supuestamente fue enfrentamiento, pero más tarde un par de medios y la CNDH calificaron como un fusilamiento.

Sin embargo, el par de heridas que nunca cerrarán —y por las cuales las fuerzas armadas nunca tendrán el respeto y confianza de los mexicanos— son las más sangrientas e históricas, que no son otras más que la matanza del 2 de octubre de 1968 y la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en 2014.

Claro, la verdad (la verdad íntegra, al menos) sobre estos dos eventos es algo que nunca se conocerá y, si se conoce, nunca será aceptada aún sin importar que el gobierno no mienta. Y aunque al menos en el segundo de estos casos sólo existen las sospechas de la participación militar, con eso basta para temerles.

Por supuesto llega un momento en el que el miedo es tan grande que no queda más que paralizarse o enfrentarlo, y actualmente la población ha optado por lo segundo, pues ahora es más frecuente que ocurran enfrentamientos entre militares y civiles (ya sea con o sin razón para ello), motivo por el que este miércoles la SEDENA informó que los soldados nunca han tenido orden de no defenderse o, en pocas palabras, han dejado en claro que pueden usar la fuerza contra sus agresores.

Dicha fuerza no puede ser desmedida o injustificada; al contrario, debe haber motivos para que los soldados puedan emplear la fuerza y la violencia, misma que debe ser proporcional de la que son víctimas.  Ahora sólo esperemos que esto no sirva como un motivo o permiso para comenzar peleas que terminen en una nueva matanza, pues como hemos visto no importa si el ejército es responsable o no de ella, siempre serán los que en el pensamiento colectivo lleven las de perder.

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