El incremento de gasolina: eso que se quitó desde 2008, «de manera gradual», y que, a partir de la administración de Enrique Peña Nieto, fue subiendo con mayor peso, lo que ha provocado la inconformidad de muchos mexicanos, es uno de los motivos por los cuales se han registrado casos de violencia.
Pues que, desde que inició el año, centros comerciales, supermercados y otros negocios fueron saqueados, luego de que incrementara el precio de la gasolina.
Sin embargo, esto no ha sido ni la mitad de lo que ha ocurrido en el denominado Triángulo Rojo, ubicado entre los municipios poblanos de Quecholac, Acatzingo, Tepeaca, Acajete, Tecamachalco y Palmar de Bravo, donde se estima que el crimen organizado ha sacado utilidades de, al menos, mil 600 millones de pesos al mes.
Explosiones de tomas clandestinas, quemados, oficiales lesionados y muertos, así como detenidos y abatidos por parte de los huachicoleros son solo algunos de los resultados del robo de combustible en esta región.
De acuerdo con números oficiales, de 2012 a la fecha ―y obedeciendo al aumento de precios en los hidrocarburos― más de 21 mil tomas se han registrado en todo el país, y dentro de la zona poblana son cerca de dos mil, de las cuales, se presume, tienen el control, el grupo criminal Nueva Sangre Zeta.
Todo esto ha dejado un sinfín de enfrentamientos entre militares, federales y delincuencia organizada, siendo el último el operativo realizado el pasado miércoles por la noche en la comunidad de Palmarito-Orizaba, donde 10 personas (seis civiles y cuatro militares) perdieron la vida en un enfrentamiento para detener tomas clandestinas en esa zona.
Si bien, el aumento de los combustibles ha aumentado el robo de gasolina, las autoridades no han hecho lo propio para detener los problemas indirectos que han terminado en muertos de ambos lados de la moneda.
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