Seguramente cuando escuchamos que somos auto depredadores de nuestro ecosistema, nos imaginamos talando árboles, construyendo grandes edificios, no reciclando, consumiendo en excesos, , todo lo que viene a tu mente.

Hemos sobrevivido a una gran pandemia, estuvimos encerrados por muchos meses, aprendimos a desarrollar y usar la tecnología desde los 3 años hasta los 90’s, aprendimos a convivir en 4 por 4, a socializar a través de una pantalla, a perder gente que amábamos  y los dejabas ir por el miedo de contagiarte y morir;  pero lo que no aprendimos es a cuidar lo que te sostiene, lo que te mantiene vivo, lo que te hace respirar y que gracias a ella (la MADRE TIERRA), tienes la oportunidad de vivir.

Nuestros hábitos del consumo han cambiado notablemente a lo largo de los años y, sobre todo, con el mayor desarrollo tecnológico de estas últimas tres décadas. Hay que estar a la moda,  una moda que mata a nuestro planeta.

 

Somos animales racionales, hemos logrado conocer más planetas, crear tecnología para vivir más y mejor, sin embargo algo tendremos en nuestro ADN, será ese instinto depredador que desde las cavernas continúa en nuestra genética y que en el siglo XXI, lo exhibimos y nos auto destruimos…

 

Actualmente, es cada vez más notoria la necesidad que hay de llenar un vacío interior, o seguir la corriente de la sociedad, a través de las compras de bienes y productos que en ocasiones, no necesitamos, hace años, cuando no existía esta “abundancia” de productos, se valoraba el ahorro de los bienes que se tenían, mientras que hoy en día, la realidad es un consumismo excesivo y constante, que genera cada vez más residuos y contaminantes que acaban con Nuestro planeta y Medio Ambiente, es urgente que apliquemos nuevas tecnologías menos contaminantes y renovables, que los gobiernos regulen y fomenten tecnologías limpias y las industrias se sometan y cumplan con dichas regulaciones, aquí también contamos con desigualdades sociales, y corrupción, en el que grandes sectores de población pasan desigualdades demográficas, mientras que otros consumen por encima de sus necesidades. Así se crea, generalmente, un ¨Norte global¨ que consume y gasta en productos y servicios, es un latente contaminante, pero un gran generador de riqueza y economía, y un Sur, el cual actúa como receptor de estos impactos ecológicos del estilo de vida del Norte global. Aquí las grandes desigualdades sociales, que todos los gobiernos lo saben, lo aprueban y lo facturan. Es un tema que no tiene una conclusión tiene un latente desarrollo y catastrófico futuro. Hoy y gracias a ser estos grandes depredadores nuestras futuras generaciones corren peligro de subsistir, de vivir más y mejor, ni toda la tecnología creada nos salvará de un presente aterrador.