De frankensteins políticos y falsos prometeos
De frankensteins políticos y falsos prometeos. Foto: Pinterest

Con las presidenciales de 2018, llegan los «frankensteins políticos».

Son los falsos prometeos: «liderazgos», confeccionistas de coaliciones con fragmentos de partidos políticos moribundos.

En la literatura y en la política existen los modernos prometeos, pues como en Frankenstein ―novela escrita por Mary Shelley― el joven Víctor reanimó a un ser creado por extremidades de humanos muertos, en este proceso electoral hay más de un profanador y confeccionador de «frankensteins políticos», construidos con huesos rotos de priismo, entrañas de panismo, piel amarillenta de perredismo y más.

Son los falsos prometeos, aquellos «liderazgos políticos» responsables de reanimar con pernos y electrodos a esa quimera conformada por un partido ultraderechista y católico (PAN); otro que, por más de dos décadas, fuera el referente mexicano de la izquierda rupturista (PRD); así como un satélite que ha buscado empatizar con la doctrina «antiprianismo» (MC).

Esos, los mismos que dieron forma a la coalición pactada por el hoy día «poderoso partido izquierdista» (Morena), en cuyas arterias corre sangre tricolor, blanquiazul y aurinegra, aliada a una organización más joven, tachada de ser cristiana y conservadora (PES); sin dejar a un lado su propio satélite, que hasta antes de la fundación de Regeneración Nacional, había acompañado al Sol Azteca desde 1990 (PT).

Sí, se trata de ellos, quienes confeccionaron con alambres oxidados la figura de un abanderado presidencial sin militancia en su prehistórica agrupación (PRI), apoyado por algunos de sus excolegas «sangre azul» que dejaron su alma mater para unirse a una híbrida campaña electoral; un fragmentado instituto político que dice representar los intereses del magisterio mexicano (Panal), además de un grupo que ha respaldado reformas aun yendo en contra de su doctrina proambiental (PVEM).

Lamentablemente, las puntadas para unir extremidades al Frankenstein no terminan ahí, pues diversos actores sociales, sindicatos y patronales, también le han dado vuelta al perno para definir a qué falso Prometeo le entregarán sus votos, como el caso del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana (SNTMMSRM) o el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM).

Sin embargo, a diferencia de Victor Von Frankenstein o del titán de la mitología griega, quienes rompiendo eslabones de moralidad desplazaron del cuadro a sus respectivas figuras divinas, en pro de ayudar a la humanidad: uno aportando conocimientos científicos para el campo médico, el otro robando el fuego de los dioses para entregárselo a los hombres, los «frankensteins políticos» en México son traídos a la vida por prometeos, cuya sed de poder no les permite, siquiera, completar en totalidad a su creación y, mucho menos, analizar, priorizar y atender los intereses y demandas de la población.

Son los falsos prometeos, aquellos que en un mes llevarán su creación monstruosa hasta la puerta de tu casa, y no precisamente a pedir su Halloween…

Por: Edgardo V.L.

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