Hallan restos humanos en una maleta en Tlatelolco
De Goyo Cárdenas a Tlatelolco

Hallan restos humanos en una maleta en Tlatelolco

La víctima podría ser una menor de 14 años.

Cuatro asesinatos de mujeres, en 1942, marcaron la vida y figura de uno de los asesinos seriales más recordados por la sociedad mexicana. Gregorio Cárdenas, ya ingresado en el Hospital Psiquiátrico del Dr. Oneto Barenque tomó una máquina de escribir y comenzó a narrar (con horror en los detalles) cada uno de sus crímenes.

La primera víctima subió al auto de «Goyo» el 15 de agosto, se llamaba María de los Ángeles González, murió asfixiada con unos cordones de zapatos y sepultada en el jardín del  asesino. La segunda, Raquel Martínez León, accedió (también) a subir al Ford de Cárdenas, quien después de tener relaciones sexuales con ella (con todas sus víctimas tuvo relaciones) la asesinó: fue sepultada a metros de la primera víctima.

Los otros dos asesinatos se produjeron el 29 de agosto y el 2 de septiembre, las víctimas, Rosa Reyes Quiroz y Graciela Arias Ávalos, esta última la mayor de todas (21 años); ellas también fueron asfixiadas, Rosa, violada —según las autoridades notó algo raro e intentó escapar—; Graciela, de quien se dijo enamorado, murió a causa de los golpes que Goyo le propinó en la cabeza: con ella tuvo relaciones posmortem, señalaron algunas fuentes.

Por la fuerza política y social que representa la Ciudad de México, las agresiones, amenazas, disturbios y, en general, cualquier hecho que acontezca en la capital, se convierte en un imán que gira las miradas y acrecienta la atención de la que no gozan otras entidades. Así, mientras en varias regiones del país continúan los ataques contra las mujeres, Estado de México, Veracruz, Chihuahua, Tamaulipas y Oaxaca, los casos más emblemáticos, las alarmas se encienden cuando manchan de sangre a la CDMX.

En las cercanías a la unidad habitacional de Tlatelolco, vecinos del lugar encontraron una maleta con un fuerte olor a descomposición, al llamar a las autoridades, éstas descubrieron el cuerpo descuartizado de (al parecer) Ingrid Alison, joven de 14 años a quien sus padres buscaban.

Según la versión de los padres, la menor salió por la tarde del 12 de noviembre para reunirse con unos amigos, pero no regresó a su casa. Los restos se encontraban envueltos en unas cobijas manchadas de sangre, al interior de una maleta color negro, abandonado junto a la acera que comunica con los condominios.

Tras sus asesinatos, Goyo pidió a su madre lo hospitalizara en un centro psiquiátrico, del cual fue trasladado al Palacio Negro de Lecumberri, después al manicomio General de La Castañeda,  de donde escapó, fue reaprehendido y reingresado a Lecumberri, hasta su salida en 1976, luego de convertirse en pintor y abogado: murió el 2 de agosto de 1999, bajo la admiración de muchos que lo consideraron un ejemplo de rehabilitación. Para Tlatelolco y muchos otros casos del país, seguimos sin victimarios…

HOY NOVEDADES/CDMX