Cada vez son más las historias de horror e impunidad que se escriben en esta nación que llamamos México; día a día debemos enfrentarnos a noticias de violencia y homicidios, siendo ¾lamentablemente¾ los defensores de derechos humanos y activistas unos de los principales blancos de la violencia en el país.
El más reciente ataque contra Juan Quintanar Gómez, abogado defensor de algunas comunidades indígenas de Oaxaca, principalmente involucrados en conflictos agrarios, no solo demuestra la intolerancia y la manera de hacer justicia en un país con una larga ¾por desgracia¾ tradición de violencia, también denota la evolución de los órganos criminales, quienes ya no solo atacan a sus rivales directos, ahora también se enfocan en sus defensores, en las autoridades y en las leyes que a estos defienden.
Quintanar Gómez habría recibido amenazas de muerte, intimidaciones e intentos de sobornos para abandonar las causas que defiende; ninguna de ellas funcionó y siguió velando por los derechos humanos y constitucionales de algunas comunidades indígenas de Oaxaca.
Incluso ahora que esta hospitalizado y debatiéndose entre la vida y la muerte, su historia permite traer uno de los principales males de México al debate nacional. ¿Cuándo el Gobierno de AMLO comenzará a dar resultados en el tema de la violencia? ¿Cuándo la protección a los derechos humanos, la dignidad humana y la verdad dejarán de ser los blancos predilectos de los criminales? ¿Cuándo se pondrá fin a una tradición que oprime a los oprimidos y perdona a los culpables?
Nos unimos a las exigencias del Centro de Derechos Humanos y Asesoría a Pueblos Indígenas para investigar y castigar a los responsables de este cobarde ataque, y ponemos en la mesa una exigencia más. Queremos ver resultados pronto y queremos un cese a la violencia focalizada contra un sector específico del pueblo mexicano.
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