Una microrráfaga de viento pudo haber desplomado la aeronave.
Luego de casi mes y medio del fatídico accidente de avión en Durango, ocurrido el pasado 31 de julio, una comisión investigadora encabezada por la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) determinó que la causa principal del desplome de la aeronave no fue un error humano, sino las malas condiciones climatológicas.
Y es que tras analizar los reportes meteorológicos, pedir apoyo a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y observar los videos del clima de ese día, el grupo investigador detectó una microrráfaga de viento que habría tumbado la aeronave Embraer 190 XA-GAL de Aeroméxico, con ruta Durango-Ciudad de México.
«Hubo la presencia de un factor externo que pudo provocar esta ocurrencia: una microrráfaga», señaló José Armando Constantino, presidente de la comisión.
No obstante, aunque se señaló que no se descubrieron fallas humanas, ni mecánicas, en la indagatoria del accidente del vuelo 2431, la Dirección General de Aeronáutica informó que el dictamen final, que confirme la probable causa del accidente, estará listo hasta diciembre próximo.
Subrayó, también, que se abrió un proceso administrativo para determinar responsabilidades en los miembros de la tripulación, pues se detectó que en la cabina del avión iba un piloto practicante, quien ocupó el lugar del copiloto y llevó a cabo las maniobras de despegue, bajo el acompañamiento del comandante del vuelo, pero sin autorización, acción que significa una falta a los procedimientos de aeronáutica.
Por lo anterior, concluyó el grupo de investigación, una de las recomendaciones que se harán a partir de este accidente, será que la aerolínea modifique sus estándares para restringir el acceso a la cabina de pilotos en capacitación.
HOY NOVEDADES / MI MÉXICO