El cerro que nadie vio
El cerro que nadie vio

No, no nos referimos al Cerro de Paula en el Estado de México, sino a aquellos que fueron explotados para extraer el tezontle que serviría para la construcción del ahora cancelado Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM).

Resulta que la presunta omisión del Cerro de Paula en los estudios preliminares para la ampliación del Aeropuerto de Santa Lucía costará 11.7 por ciento más al gobierno federal, un cálculo que no previó el que algunos llaman constructor favorito del presidente (Riobóo), aunque el propio Obrador saliera a decir que «por supuesto» se pensó en las complicaciones que el cerro causaría a la distribución de las pistas de despegue.

Si bien la congruencia entre el gabinete y la presidencia no ha sido una de las principales virtudes de la presente administración, el tema fue aprovechado por las redes sociales para desencadenar una serie de insultos y descalificativos contra ambos personajes (Riobóo y AMLO); pero además se adueñaron de un Hashtag que Greenpeace envidiaría: #YoPrefieroElCerro.

Los críticos al gobierno se lanzaron con encuestas, imágenes y teorías que pocos les conocían, sacaron sus lados más ambientalistas para defender al Cerro de Paula, antes (con mucha seguridad) desconocido por la gran mayoría. Se descubrieron especies endémicas, aves protegidas y en peligro de extensión, fauna única y símbolo nacional que debería ser protegida.

Otros acusaron de salvar un lago seco para destruir un cerro «vivo». Lo cierto es que la «omisión» en el informe de Riobóo denota la premura de presentar un proyecto que no estaba terminado; mientras la oposición exhibe sus dobles discursos y sus ataques «tiempistas» contra el gobierno, pues poco les importó la destrucción del ecosistema aledaño a Texcoco, peor aún, poco se habló de la expropiación de terrenos y las presiones para que los propietarios vendieran sus tierras a precios paupérrimos.

El lago y el cerro, testigos mudos del Valle de México, seguramente serán destruidos tarde o temprano, por lo que será necesario que la oposición encuentre una verdadera razón para detener la debacle, una razón que vaya más allá de criticar lo evidente y rezar para que el ocupante de la Silla Presidencial se equivoque.

HOY NOVEDADES/EDITORIAL