El proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) ha sido el parteaguas y la punta de lanza para colocar intereses corporativos y políticos en la cuerda floja, pues, ante la llegada de AMLO a la silla presidencial, los inversionistas de este proyecto se ven en la incertidumbre de la negociación en corto, ya que ahora el presidente nacional electo ha llamado al pueblo mexicano a tomar decisiones por consenso, con el propósito de que la decisión se tome entre todos, convocando a programar una batería de foros, para darle paso a la consulta nacional.
Habrá que pensar cuánto infiltrado y palero ha de asistir a dichos foros a defender intereses privados o acuerdos ya firmados, y qué tanta capacidad de respuesta tienen los mexicanos para defender y hacer frente a las violaciones y arbitrariedades a su esfera jurídica.
Hay que resaltar que, para López Obrador, la consulta puede ser una buena estrategia para poner la balanza a favor de la opinión ciudadana y de la toma de decisiones en lo colectivo, pues es un asunto que también competerá a futuras generaciones.
Acostumbrado a llamar a la ciudadanía mexicana para tomar avenidas, explanadas, palacios de gobierno, el voto, etcétera, ahora lo hace como un ejercicio que bien puede ser un modelo de política de participación ciudadana durante su gestión administrativa y que puede ser replicado por las administraciones locales y municipales que persiguen la misma meta que López Obrador.
Por Leonardo Zarazua Solís
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