Violencia, corrupción y desapego
El deporte, un reflejo del país

Violencia, corrupción y desapego

De norte a sur, la violencia hace suyo al país.

Dos sucesos marcaron el rumbo del pasado fin de semana en el país: el primero de ellos en Culiacán, Sinaloa; el segundo en San Luis Potosí, ambos cargados de violencia y una cortina que impide ver tanto el trasfondo como el fin del problema.

Mientras el Gobierno federal demostró la vulnerabilidad que sufre ante una de las organizaciones criminales más importantes del mundo, la Liga MX y el futbol mexicano dejaron en evidencia que el deporte más practicado en el país responde únicamente a intereses económicos.

La balacera en el norte del país que causó la captura y posterior liberación de Ovidio Guzmán fue un mensaje bien recibido por el Cártel de Sinaloa y por los opositores a la 4T: los primeros por la liberación del «patrón», los segundos porque un país en llamas parece ser mejor que un país gobernado por AMLO.

En San Luis, fue la violencia en las tribunas de un estadio de futbol lo que nos confirmó que la sociedad sufre un evidente deterioro, pues un evento deportivo entre dos equipos modestos del campeonato mexicano terminó con 33 heridos y una persona detenida. El juego suspendido y un temor generalizado se apoderó de familias enteras cuya intención era disfrutar un partido de futbol y —quizá— no pensar en los problemas del país.

Otro evento —aunque sin violencia— ocurrió en el estado de Veracruz, generando la simbiosis perfecta a los otros dos. Mientras los tiburones y los tigres disputaban un encuentro deportivo, los locales decidieron manifestarse (por 3 minutos) contra la falta de pago de sus directivos: la forma, era no moverse durante tres minutos, algo que serviría como primera advertencia antes de convocar a un paro total de la liga.

Veracruz cumplió más de un año sin ganar, lo deportivo no está cuestionable; pero el papel de su directiva, principalmente de Fidel Kuri y su relación con la Liga MX han dejado de manifiesto que la franquicia en el puerto y el dinero que recauda es más importante que la satisfacción de los aficionados.

Por si fuera poco, los Tigres hicieron gala de otra máxima nacional, «mientras a mí no me pase», y aprovechando la protesta de los escualos, asestaron dos goles a un inerte cuadro rojo, dejando en claro que los problemas de unos, no son precisamente las responsabilidades de otros. Quizá sea mejor una liga sin Veracruz, quizá sea mejor una nación sin Obrador.

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