Tras las balaceras en Culiacán, EE. UU. promete frenar el tráfico de armas
Las mismas armas que se compran a Estados Unidos son usadas para defender la droga que México les lleva.
El problema ocurrido en Culiacán no solo dejó en claro la inefectividad de las fuerzas armadas mexicanas contra el narco, pues como dijo una de sus ciudadanas al noticiario Despierta, «ahora sí se vio quién manda de verdad en el estado», sino que además sacó a flote un tema bastante espinoso para el vecino del norte.
Y es que mientras Estados Unidos está quéjese y quéjese…y quéjese y quéjese…y quéjese y quéjese del tráfico de drogas de nuestro país hacía el suyo, de lo que no se queja es del paso ilegal de armas de su frontera hacia la nuestra, armas que, por supuesto, son adquiridas por las organizaciones criminales en México.
Según Marcelo Ebrard, titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, AMLO y Trump acordaron un pacto para frenar el traslado de armas de alto calibre del norte al sur, esto después de que en los videos de las balaceras en Culiacán se aprecia que «8 de cada 10 armas que se ven provienen de Estados Unidos».
Esto no es raro, ya que en el gabacho comprar armas es igual de fácil que comprar drogas en México (válgame), pues allá se tiene un menor control sobre éstas y se da pie a la reventa de las mismas, ocasión que aprovechan los cárteles mexicanos para surtirse a diestra y siniestra.
¿Cómo pasa esto? Fácil. Además de que Estados Unidos vende pistolas y rifles (o cualquier arma de alto calibre) en tiendas, en el país se realizan subastas prácticamente al aire libre de estos artículos, donde no se pide comprobar datos como antecedentes criminales para adquirirlos en grandes cantidades.
Esta situación es aprovechada por gente que encuentra un gran negocio en la venta de fuscas, y qué mejores compradores que los narcos, esos personajes que, irónicamente, usan esas mismas armas para defender la droga que pasan de aquí al gabacho, dando pie a un círculo vicioso al que no se le ve intención de acabar.
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