A unos días de que se cumpla un año del terrible suceso, se capturó a uno de los asesinos del periodista Javier Valdez.
Cuentan los que tienen más años en el periodismo (tal vez Javier Valdez era uno de ellos) que cuando eran cuestionados sobre qué estaban estudiando se burlaban de su respuesta. Cuentan que les decían que para eso no se estudiaba, que eso era solo un oficio; tal vez el periodismo inició como una actividad amateur pero, con el paso del tiempo no solo se profesionalizó sino que se volvió una profesión de alto riesgo. Más si estás en México.
En el sexenio de Enrique Peña Nieto han sido asesinados 50 periodistas y la gran mayoría de estos casos no se esclarecen. Como el de Javier Valdez, quien el 15 de mayo del año pasado fue asesinado en Culiacán; el escritor y periodista tenía 50 años y fue ultimado a balazos mientras caminaba por la calle.
Su labor como profesional lo hizo toparse con una realidad tan tangible como peligrosa en el país durante los últimos años: el narcotráfico. Se dedicó a escribir, como periodista y escritor, sobre este fenómeno y problemática que empantanan a nuestro país. Fue osado al abordar el tema sin tapujos y, lamentablemente, esto le costó la vida. Era corresponsal de La Jornada en la capital de Sinaloa, un lugar en donde decir narco es algo normal.
Hoy acaba de ser detenido Heriberto N «el Koala», uno de los presuntos autores materiales del asesinato de Valdez. El secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, salió presuroso en Twitter a felicitar a la Policía Federal y a la PGR por la detención. Pero se le olvida que ambas instituciones, tan cuestionadas y usadas a conveniencia de intereses elitistas, solo hacen parte de su trabajo con esta captura.
No es posible que se vanaglorie de un acto que debe ser considerado una obligación. Para empezar, este solo debe ser el comienzo de una ardua labor que tiene como objetivo final dar con los autores intelectuales del asesinato, tal y como lo exige Ismael Bojórquez, director y cofundador (junto con Valdez) del semanario Riodoce.
Otro posicionamiento sobre la detención del Koala fue el de Luis Raúl González Pérez, presidente de la Comisión nacional de los Derechos Humanos (CNDH), quien acotó que se trata de «un signo alentador». Y sí, este es un buen paso, pero no olvidemos que estamos hablando de una pieza más de un rompecabezas que parece tardará en terminarse.
Urge que los políticos dejen la indiferencia y tomen decisiones fuertes y contundentes. Es necesario que los candidatos a la presidencia propongan medidas de fondo y no de forma para empezar con la erradicación de la violencia en México. Es inaudito tener que vivir en un país en donde todos (sin importar si somos periodistas, estudiantes, profesores normalistas, cocineros, barrenderos) caminamos con la muerte vigilando nuestros pasos.
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