José José, El príncipe de la canción, murió este fin de semana a los 71 años de edad
Vecinos y visitantes rindieron un alcohólico homenaje a José José en la colonia Clavería de la alcaldía Azcapotzalco, de donde José José era oriundo.
Pocos músicos a nivel mundial pueden darse el lujo de estar en el gusto de todos, o al menos de ser lo bastante conocidos como para que cualquiera haya escuchado y gustado de al menos una de sus canciones. Ejemplo de ello es el cantante mexicano José José, un hombre declarado príncipe pero que, tras su lamentable deceso y luego de ver el impactó que su muerte causó en la sociedad, queda claro que su verdadero título siempre fue el de rey.
No se puede negar, quien diga que nunca ha disfrutado, cantado o al menos escuchado alguna canción de este hombre, ¡miente simple y sencillamente!, ya que piezas como La nave del olvido, Gavilán o paloma, Preso o su obra maestra, El triste, son pistas que los mexicanos tienen más arraigadas que el mismo himno nacional.
No es para sorprenderse, pues ya sea en el transporte público, en el trabajo o, más propiamente, como compañero omnipotente de pedas a través de sus canciones en cada fiesta o borrachera, José José ha estado presente mediante su música en cada uno de nosotros. Después de todo, que arroje la primera piedra quien nunca haya cantado u oído alguna de sus piezas, pues negar esto también es negar que en la vida se ha sufrido por amor.
Y es que hablar de José José es hablar de amor y alcohol, de llorar mientras se canta al recordar, de emborracharse para olvidar el dolor (o quizá, en un acto de expiación, para acrecentarlo). Es por ello que gracias a la que fuera su potente y magistral voz, al igual que sus himnos al desamor, que es imposible no asociar la imagen del Príncipe de la canción con la borrachera y el dolor.
Por ello no es raro que este fin de semana se haya convocado a “pedas masivas” para honrar a esta leyenda mexicana, invitaciones que en estricto sentido no se puede decir que sean desatinadas para despedir “como se merece” a este ídolo. No obstante, estos llamados también resultan actos lamentables y deplorables cuando en el fondo se sabe que sólo son un mero pretexto para “armar la fiestota”.
Para ejemplo de ello basta con saber del tristísimo escenario que se vio la noche del sábado en el Parque de la china en la colonia Clavería, de la alcaldía Azcapotzalco, lugar de nacimiento de José José. Por la tarde vecinos y fanáticos se reunieron para dejar flores en la estatua del astro que allí se encuentra, al igual que los mariachis y algunos imitadores del cantante tampoco faltaron para rendir un breve homenaje.
Por desgracia, conforme llegó la noche el sitio se fue abarrotando cada vez más con gente a quien poco le importaba homenajear al ídolo, sino simple y sencillamente el emborracharse en la calle bajo el pretexto del duelo, ya que las cervezas, el vodka, las aguas locas y hasta uno que otro estupefaciente menos legal comenzaron a ganar terreno por sobre los cantos y los aplausos. Por supuesto, ni qué decir de las pilas y pilas de basura que se fueron acumulando conforme el alcohol se acababa.
No nos confundamos, que no está mal despedir al príncipe como mejor se le asocia, con la borrachera y el desamor, así que por qué no echarse un trago en su honor. El problema está cuando la muerte del artista se rebaja a un acto tan nimio como un mero pretexto para salir a tomar a las calles.
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