«El silencio de los inocentes»

Un asiduo partícipe y provocador del debate el Twitter (Vicente Fox) decidió ausentarse varios días de la famosa red social. Su última publicación fue el 6 de diciembre, después volvió a hacerlo el 12, solo para felicitar a AMLO por los avances en el T-MEC.

Para entender por qué Vicente decidió huir de los reflectores de Twitter es preciso hablar de la detención de Genaro García Luna, titular de la Agencia Federal de Investigación (AFI) —una especie de FBI pero chafa— durante su administración, hoy acusado de recibir sobornos del cártel de Sinaloa mientras ostentaba algunos de los cargos de seguridad más importantes para el país.

El otro mandatario inmediatamente involucrado es Felipe Calderón, quien decidió no desaparecer como Fox, pero ha dedicado sus últimas horas a defender con extremo esmero la política de seguridad implementada de 2006 a 2012, además de «desconocer» los cargos que se le imputan a su secretario de Seguridad Pública.

Si bien es cierto que los intereses de Calderón están enfocados a mantener el poco prestigio que le queda a México Libre —partido con el cual pretende regresar al poder— y de paso sostener la teoría de que su estrategia (Guerra) contra el crimen organizado fue efectiva, su premura por quitarse de encima los reflectores lo apuntan como la próxima posible víctima de la justicia norteamericana.

No es para menos que las tendencias en la misma red social que ahora Fox casi no toca se hayan volcado en contra de Calderón, creando las tendencias #CalderonNarco, #NarcoEstado, #FelipeCriminal, entre otros, para denostar la figura del expresidente y recalcar su vínculo (protección) con una de las organizaciones criminales más grandes del planeta.

Si Felipe Calderón sabía de los posibles nexos de García Luna con el cártel de Sinaloa será un escándalo mundial, pero si no sabía, la historia mexicana se encargará de recriminarle su desconocimiento del tema, pues, el mandatario que no vio los seis años de corrupción de su líder en seguridad pública debería ser tan culpable como él, quizá más.

Así, parece ser que el silencio de Fox le ha otorgado cierto estatus de inocencia, al menos comparado frente a la obstinación de Felipe por desmarcarse del tema; aprovechando que Calderón es el principal rival (por el momento) político de AMLO, Vicente se encuentra —pensamos— bajo la cama, a la espera que todo termine, que el mal sueño se acabe, que —por qué no— el caso alcance a su sucesor en la presidencia, pero jamás a él, el presidente del cambio, el que llegó pobre y salió millonario de Los Pinos, el héroe del PAN que encabeza su oposición (siempre desde las redes). Después de todo, tal vez no su silencio sea la prueba fehaciente de su culpabilidad, cualquiera que esta sea.

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