A menos de una semana de la detención del ex gobernador de Tamaulipas, Tomás Yarrington, en Italia, acusado de desvío de recursos públicos, enriquecimiento ilícito y vínculos con el crimen organizado; la noche del pasado sábado “de gloria”, se dio la captura del también priísta y ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte, quien fue aprehendido en un centro turístico ubicado en el municipio chapín de Panajachel.
La detención se logró gracias al trabajo de los agentes de la Oficina Central de Interpol en Guatemala, quienes localizaron a Duarte, quien se encontraba prófugo de la justicia mexicana desde el pasado 16 de octubre del año anterior, al tener una órden de aprehensión en su contra, liberada por el Juez de Distrito Especializado en el Sistema Penal Federal en la Ciudad de México.
Ante este hecho suscitado en el país centroamericano, diversos políticos mexicanos no se han contenido en dar sus clásicas declaraciones en torno a la captura del “Peter Griffin mexicano”, pues como en otras ocasiones (léase capturas anteriores y fugas de Joaquín “El Chapo” Guzmán”), estos sólo buscan adornarse al expresar que “se debe aplicar todo el peso de la ley”.
Si bien es cierto que estos casos de corrupción flagrante no tendrían por qué presentarse, pues los servidores públicos no deben estar utilizando los recursos destinados a programas sociales para su beneficio personal; tampoco es válido que los políticos estén tratando de lavarse las manos y quedar bien con sus opiniones, cuando muchos de estos tampoco tienen un historial limpio ni son un ejemplo de transparencia.
En el marco de la contienda electoral por la gubernatura del Estado de México, los candidatos ya emitieron sus opiniones en torno a la captura de Duarte. La panista Josefina Vázquez Mota y la candidata de Morena, Delfina Gómez, señalaron que en el futuro se deben evitar dichos actos de corrupción.
A su vez el perredista Juan Zepeda afirmó que no es suficiente la detención de Duarte, pues exigió que se aplique el Estado de Derecho sobre él. Mientras que priísta Alfredo del Mazo reconoció el trabajo que realizó la Procuraduría General de la República (PGR), en coordinación con el gobierno de Guatemala y que permitió la detención de Duarte, compañero de partido suyo y con quien se sabe tenía cierta amistad y varias fotografías juntos.
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