Hoy en día la tecnología nos ha alcanzado, pues tiene una característica muy peculiar: otorga poder, sobre todo si el enemigo no la tiene.
Sin duda alguna, ésta es la que ha impulsado los ya famosos software espías, los cuales vivieron su clímax entre 2013 y 2015, pues fueron dados a conocer por la prensa internacional, demostrando que la vigilancia se da principalmente de las agencias de inteligencia de Estados Unidos, en colaboración con otros países aliados.
Para contextualizar un poco, dicho auge se dio gracias a Edward Snowden, excontratista de la NSA y la CIA, quien decidió, copiar y posteriormente filtrar los miles de documentos clasificados como «Top secret». Los más de 1,7 millones de informes pusieron al descubierto y demostraron la existencia de una compleja red de colaboración entre decenas de agencias de inteligencia procedentes de varios países… ¿con qué objetivo? Pues el de expandir y consolidar una vigilancia globalizada.
¿Acaso Estados Unidos nunca dejará de espiar?
Pero para qué ir tan lejos, si justamente las pasadas elecciones estadounidenses donde los candidatos eran, el actual mandatario Donald Trump y la demócrata Hillary Clinton, se vieron inmersas en la polémica intervención de Rusia por medio del espionaje.
Lo anterior fue dado a conocer por las cadenas de televisión NBC, CBS y ABC, quienes informaron que el mandatario Vladimir Putin fue el que dio instrucciones de cómo filtrar y utilizar el material plagiado de los demócratas estadounidenses. Además que se involucró personalmente en una campaña encubierta de ataques cibernéticos rusos para tratar de interferir en las elecciones presidenciales celebradas en Estados Unidos el pasado 8 de noviembre.
Debido a ello, los ciberataques generaron el robo y la publicación de 20 000 correos electrónicos del Comité Nacional Demócrata, más otros muchos mensajes de la campaña de la rival del republicano Trump.
Según una fuente militar española de alto nivel, «la expansión de la red de piratas informáticos de Rusia que son capaces de desequilibrar un sistema afectando incluso a sus elecciones, es solo la punta del iceberg».
Pero no solo es un «pin pon» entre las potencias mundiales, pues a inicios de este año, el parlamentario nacional jubilado y exembajador de Venezuela en la India, Walter Márquez, presumía de tener información «fidedigna» de que Rusia tiene una base de inteligencia, de espionaje en Venezuela. Así es como, aparentemente, el país ruso está interviniendo en los asuntos internos del país latinoamericano, ya que, «supuestamente», un grupo radical controla la Asamblea Nacional para formar una visión parcializada que obedece al criterio político de Nicolás Maduro.
En estos momentos, el mundo del espionaje está viviendo un momento muy dulce, visto que ya no solo se espía a los enemigos, sino a los propios amigos, pues no hay que olvidar que un aliado en el fondo llega a ser un competidor. Aplica ponerse a analizar ¿Qué panorama nos espera para los procesos electorales? Pues se nota cómo la intervención extranjera «es fan» de inmiscuirse en la vida política de las naciones.
Lamentablemente, la tecnología se combate solo con una tecnología superior, no con leyes o tratados.
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