FRANCISCO ZEA DEFIENDE AL JUEZ DE LA SILLA ROTA
FRANCISCO ZEA DEFIENDE AL JUEZ DE LA SILLA ROTA. FOTO: IMAGEN TELEVISIÓN

«Que los delincuentes se mueran de miedo ante una figura que sí tienen que respetar», sentenció @franciscozea 

Si un periodista considera que un «ratero» debe agachar la cabeza y respetar, no debe sorprender que los Ceresos sean tan deficientes

Una de las noticias que, desde la semana pasada, se convirtió en un fiero tornado en redes sociales, fue producto de un video filtrado en el que se observó al juez de control, Edgar Rodríguez Beiza, mientras destruye el tapiz de una silla en una sala de audiencias del Tribunal Superior de Justicia.

Toda la web arremetió contra esta acción, especialmente por aquellas versiones que afirmaban que el daño en el asiento fue un berrinche del jurista, pues la piel del forro no era de su agrado.

El tema principal de la acusación, que era la silla, se convirtió únicamente en el cebo, pues con la inmediatez de Twitter y Facebook la fisura creció todavía más, con los señalamientos denunciados en algunos medios, sobre las férreas llamadas de atención y regaños con los que el juez castiga a agentes ministeriales cuando, frente a él, muestran alguna falla o desconocimiento del nuevo sistema penal.

La web no tardó en asestar un par de azotes más al juez capitalino, pues por si fuera poco, también retumbaron algunas inconformidades por sus duros modos con los que trata, tanto a la parte acusada como a los abogados de la víctima, mientras conduce una audiencia en el Tribunal.

En dicho contexto, diversos medios de comunicación presentaron la nota e hicieron una valoración de la misma, uno de ellos fue Francisco Zea, quien durante la emisión matutina de Imagen Noticias opinó que se trataba de una suerte de linchamiento ejecutado desde redes sociales, y que quienes lo señalaban no conocían el contexto de las acciones del juez, pues apuntó con otro video que, previo al acto polémico, Rodríguez Beiza estuvo a punto de caerse en pleno ejercicio y, en un acto de prevenir que alguien pudiera sufrir una caída, optó por romper la silla. (Con un poco de retórica, el antagonista puede convertirse en héroe ¿o no?).

Si bien ese elemento gráfico podría modificar la versión del «berrinche» y, en palabras del periodista, «cambiar un poco la percepción», de su conducta, el segundo video es también producto de la ola que arrojaron las redes, que según Francisco Zea, se han vuelto el «escusado en donde ponemos absolutamente de todo»; es decir, justifica la acción del juez con un elemento que proviene de la misma fuente que él descalifica.

Asimismo, utiliza valoraciones para justificar las acciones de un juez, desacreditando a sus opuestos y supuestos «delincuentes»: «¿Usted cree que podemos acabar con la impunidad en nuestro país cuando un ratero no respete a un juez?», planteó el periodista y enseguida hizo una comparativa entre cómo en Estados Unidos, en señal de respeto absoluto, la gente se levanta ante la entrada de un juez, «en donde nadie habla y todo mundo está pendiente de lo que él diga».

De algún lugar de la Mancha, que evidentemente no es el video, Francisco Zea sacó a colación a los «delincuentes», y utilizó su «dudosa calidad moral y cívica» para desacreditarlos, justificar las acciones de un juez y jerarquizar las relaciones de poder en un juicio; asegurando, además, que los jueces, santos patronos de la buena imagen, deben ser respetados… ¿Qué no el respeto debería ir dirigido a las leyes y no a individuos específicos que solo son elegidos para representarlas y cuidar que se cumplan? Sin duda, al periodista se le olvido que los actos criminales no son producto de la generación espontánea y que los individuos viven condicionados por contextos políticos, sociales, económicos y culturales que, a menudo, por más voluntad que tengan, los orillan a seleccionar formas de vida que no son acordes con las normas y leyes que se han elegido de forma arbitraria y convencional para regir sociedades.

Si un periodista considera que un «ratero» es quien debe agachar la cabeza y respetar, ya no debe sorprendernos que las instalaciones de los Centros de Reinserción Social sean tan deficientes y estén tan descuidadas, solo que los internos no tienen derecho a desgarrar nada, porque, en esa lógica, nadie les debe respeto alguno, aunque sean individuos similares a los que andan libres por las calles.

Dado el actual contexto social del sistema de justicia en nuestro país, que está atrapado en una cápsula fundida con plomo, corrupción e impunidad, formada desde las entrañas de los mismos aparatos gubernamentales, lo último que necesita México es una comparación con el actuar de la sociedad estadounidense frente a un juez; inclusive, si el que nadie se levante frente a Rodríguez Beiza fuera un verdadero problema medular, Hoy Novedades estuvo presente en las audiencias del juez el pasado 9 de agosto y atestiguó que cualquier señor juez no inicia sesión hasta que todos los presentes estén de pie, que queda estrictamente prohibido hablar durante la audiencia, así como tomar fotografías o video y, que de no cumplir con dichos requerimientos, se asumen las consecuencias, mismas que evidentemente se omitieron cuando el asistente personal del juez Rodríguez Beiza, filtró videos y fotografías de algunas audiencias en sus redes sociales, sin embargo Francisco Zea asegura que si en México se busca acabar con la impunidad es necesario «empoderar» a los jueces y devolverles su dignidad, para dar paso a la existencia de «un juez que provoque que los, insisto, supuestos delincuentes se mueran de miedo ante una figura que sí tienen que respetar», pues no es posible que cuando esté en audiencia se vaya para atrás y el acusado exprese: «¿Este pobre idiota es el que me va a juzgar? Míralo, casi se cae el imbécil».

Quizá infravalorando la presunción de inocencia que el sistema penal proporciona a un acusado, el periodista se refirió sobre el inoportuno actuar del juez al desgarrar la silla frente a las cámaras y aseguró que tampoco puede quedar igual que el «orangután» que está juzgando.

Y aunque las salas de juicios orales ubicadas en el Reclusorio Oriente entraron en funcionamiento durante 2015, Zea aseguró que todos conocen el mal estado de la infraestructura de los juzgados por falta de presupuesto, (circunstancia que es verdaderamente falso, ya que se encuentran en perfectas condiciones), por lo que si una institución no le proporciona una silla, «se vale que aunque sea que él la cambie y, que después le pase la factura», pues hasta en la silla hay que tener dignidad, concluyó.

Por: Edward Hyde, Mimí Kitamura

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