La escena fue atroz pero normal, muy representativa de la política mexicana: diputados del PRI, PVEM y Nueva Alianza celebrado porque la Auditoría Superior de la Federación (ASF) no podrá realizar procedimientos administrativos ni penales contra los funcionarios implicados en el caso Odebrecht. Sí, la votación en San Lázaro quedó con 160 votos a favor y 182 en contra. De esta forma, el zarpazo que sufrió el erario público con el proyecto Etileno XXI quedará impune por un rato más.
Funcionarios latinoamericanos están pagando por Odebrecht, ¿en México para cuándo? - FOTO: BASTA

La escena fue atroz pero normal, muy representativa de la política mexicana: diputados del PRI, PVEM y Nueva Alianza celebrado porque la Auditoría Superior de la Federación (ASF) no podrá realizar procedimientos administrativos ni penales contra los funcionarios implicados en el caso Odebrecht. Sí, la votación en San Lázaro quedó con 160 votos a favor y 182 en contra. De esta forma, el zarpazo que sufrió el erario público con el proyecto Etileno XXI quedará impune por un rato más.

En respuesta, diputados del Frente Por México (PAN, PRD y MC) sacaron una lona con las fotografías de Peña Nieto, Meade Kuribreña, Rosario Robles y Javier Duarte con la leyenda «Hijos dela estafa maestra», en alusión a la investigación de Animal Político que se demostraron desvíos orquestados por el gobierno federal.  Pero contextualicemos algo sobre Odebrecht.

La empresa, dedicada a la construcción, se convirtió en un referente en Brasil. Fue tal su éxito que sus fronteras limitaban su expansión, por lo que decidió derribarlas y lanzarse a la conquista de otros países. No obstante, las formas para conseguirlo violentaron las leyes que rigen los nuevos horizontes que pretendía monopolizar. Con el paso de los años, los acuerdos por debajo del agua salieron a la luz y políticos de Argentina, Colombia, Perú, Uruguay,  Ecuador, Panamá, Chile y, desde luego, Brasil se vieron inmiscuidos en el asunto.

En total son 12 países y alrededor de 800 millones de dólares en sobornos. Una de las formas elegidas para acceder a licitaciones y contratos fue, pese a la ilegalidad, astuta: financiar a candidatos presidenciales con el propósito de que llegarán al cargo y, una vez ahí, les regresaran el favor. Recientemente se dio a conocer que en Perú financió a los últimos cuatro presidentes y que, incluso, apoyó económicamente a más de un candidato en una misma campaña electoral.

Era cuestión de tiempo para que se destapara la caja de Pandora en nuestro país. La punta del iceberg fue Emilio Lozoya Austin, director de Pemex de 2012 a 2016, quien es señalado por haber recibido aproximadamente 10 millones de dólares. En esos cuatro años se destacan las obras realizadas en las refinerías de Salamanca y Tula, las cuales estuvieron a cargo de la empresa brasileña.

Luis Alberto de Meneses, exdirector de Odebrecht en México, declaró ante la justicia de Brasil que corrompió al entonces director de la empresa mexicana para recibir contratos para la constructora brasileña. Esto provocó que Lozoya fuera acusado de peculado, uso indebido del servicio público, lavado de dinero y del orden electoral. Sin embargo, como las leyes siempre tienen lagunas, hace unos días una jueza federal suspendió de manera definitiva la judicialización que mantenía la PGR por este caso. Así las cosas, no hay forma de que se dicte una orden de aprehensión contra Lozoya.

Hablamos de escenarios y situaciones mágicas que son vistas como algo normal, una característica que evoca al «realismo mágico». Como la lluvia en Macondo, que duró «cuatro años, once meses y dos días». Y hoy, que Gabo hubiera cumplido 91 años, vienen a la perfección para referirnos al sistema que impera en México. ¿Será que nuestro país está escribiendo su Cien años de impunidad?

 

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