El inicio de 2018 no fue muy distinto a lo que se vivió en 2017, pues después del recalentado de año nuevo un nuevo gasolinazo llegó a la vida de los mexicanos, pues incrementó 6.9 por ciento en promedio.
Con base a la Ley de Ingresos de la Federación el Impuesto Especial a Productos y Servicios (IEPS), el aumento de los combustibles será de 0.37 centavos para Magna, 0.32 centavos para Premium y 0.39 centavos para Diésel.
Dicha información dio de que hablar, ya que al ser difundida por la Asociación Mexicana de Empresarios Gasolineros (Amegas), Petróleos Mexicanos lanzó una crítica a la asociación representa «menos del 5 por ciento del total de empresarios del sector, sumándole que ha realizado constantemente declaraciones sobre los precios de las gasolinas, que han resultado imprecisas o hasta mal intencionadas».
Ahora resulta que Pemex quiere tapar el sol con un dedo, como el precandidato a la presidencia y exsecretario de Hacienda, José Antonio Meade, quien negó ser el «padre de los gasolinazos». Sin embargo, es necesario recordar que desde el sexenio de Felipe Calderón ha tratado de convencer a la población, de que el precio de los combustibles responde y refleja el precio internacional tanto del crudo, así como el precio del dólar, los costos de refinación, y otras cosas que hasta la fecha sigue repitiendo.
Pero no toda la culpa es de la economía internación, pues no hay que olvidar que debemos agradecerles a los diputados que votaron a favor de la liberación de los precios en la Ley de Ingresos de 2017 y a los empresarios del sector, pues ellos también tienen que ver con este tipo de aumentos, aunque el gobierno y diversos funcionarios lo nieguen.
Cada año nos tratan de lavar el coco diciéndonos que no subirán los precios de los combustibles, sin embargo, hasta el momento no lo han cumplido, es más hasta el tortillazo ya se ha desatado, aunque la Profeco ya salto y rechazó la idea de que haya un aumento generalizado… ¿Será cierto o también querrá darnos atole con el dedo?
No quitemos el dedo del renglón, pues la diferencia es que este 2018 es año de elecciones, en donde se buscará mantener la salud de las finanzas públicas y por ende tienen que considerar el impacto político que generar los incrementos a los combustibles y a la canasta básica.
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