El gobierno mexicano y su cátedra de diplomacia
El gobierno mexicano y su cátedra de diplomacia

No hay omisión y pasividad en la actitud asumida por México ante crisis venezolana.

Diplomacia. f. Conjunto de procedimientos que regulan las relaciones entre los Estados.

Tal y como sucedió con la implementación de la Doctrina Estrada, por su ideólogo Genaro Estrada en septiembre de 1930, la postura del gobierno mexicano ha sido sorpresiva para la esfera política internacional y la oposición política en nuestro país.

Las críticas acusan omisión en torno a la crisis política en Venezuela y espaldarazo al régimen de Nicolás Maduro. La discusión se torna irrelevante cuando se señala a la aplicación de esta política, reconocida a nivel internacional, de ser usada como pretexto para no involucrarse en un conflicto en el que Estados Unidos es parte principal, a pesar de ser ajeno al pueblo venezolano.

El involucramiento entre Venezuela y México no es equiparable bajo ningún sentido. Cada país y gobernante cuenta con un sistema de pensamiento, coyuntural y de formación distinto, por lo que lo único que verdaderamente los une es la diplomacia. Ni el gobierno de Maduro aplica fehacientemente los términos del Chavismo, ni el gobierno de AMLO es de izquierda (se le llama de izquierda por ser lo más cercano a esta ideología política que existe en México).

El papel de México en el conflicto venezolano ha sido aplaudido y repudiado, pero la razón por la que representa un papel diplomático es que se constituye como un actor de mediación. Acostumbrados al servilismo y clientelismo de los gobiernos anteriores que siempre se ponían del lado del «más fuerte» (EUA), México adoptó una posición que le permite situarse en el centro de la discusión sin ser omiso a las peticiones a favor o en contra de Maduro.

A nuestro país se le sumó Uruguay, un país ampliamente reconocido por la calidad de sus leyes recientes, las cuales tienden al progresismo y cuyo enfoque mucho tiene que ver con el apego a los derechos humanos. Este acompañamiento entre países ha sido reconocido por el mismo Maduro y ha dado apertura, genuinamente o no, a que se establezcan negociaciones para apaciguar el clima político del país bolivariano.

La decisión de la cancillería mexicana puede ser asumida como neutral, tema por demás equivoco puesto que supone una opacidad u omisión en el actuar. Desde la crítica, se debe pugnar por un seguimiento al caso venezolano por parte de la Secretaría de Relaciones Exteriores para que este papel de relevancia a nivel mundial tenga sus efectos en situaciones posteriores.

Sin embargo, la crítica desde los poderes facticos y políticos se han empecinado en ser superficiales. Desde que Maduro fue invitado por AMLO a su toma de protesta el pasado primero de diciembre, la oposición ha intentado asumir un papel central, olvidando que hay principios de diplomacia y respeto a la soberanía de cada país que deben atenderse.

Los llamados de Latinoamérica a los gobiernos mexicanos fueron, desde hace varios años, de auxilio y de colaboración. Evo Morales solicitó en determinado momento, durante el gobierno de EPN, que México mirara más hacia el cono sur. De haber atendido esta solicitud, posiblemente se habría evitado la llegada de gobiernos de derecha a países de suma importancia para América, o al menos se habría previsto un actuar de contingencia para que esta región no sea víctima, nuevamente, de operaciones Cóndor y similares cuya versión contemporánea es menos sangrienta pero igual de violenta.

Por César J.G.

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