Historias de ubers y taxis en la primera semana del combate al huachicol
Historias de ubers y taxis en la primera semana del combate al huachicol

Experiencia de un reportero en transporte privado del Estado de México y Ciudad de México en la primera semana de escasez de combustible.

Vox populi. f.U. Para indicar que algo es conocido y repetido por todos (usado también como locución adjetiva).

En un intento porque, durante la actual carencia de combustible, las personas que tenían a bien darme un «aventón» a lugares que me facilitaran mis traslados de fin de semana ―de Ixtapaluca a Toluca, ambos municipios mexiquenses― no hicieran uso de la poca gasolina que tenían en el tanque de su auto, opté por usar taxis y ubers.

Fueron cuatro taxis y cuatro ubers en los que viajé el fin de semana e, inevitablemente, los operadores de las unidades hablaban acerca de la escasez de lo que parece ser el «nuevo vital líquido». Como periodista, intenté seguir la plática y abundar un poco en lo complejo que les fue conseguir gasolina, indispensable para su trabajo.

Recorrí en total 42 kilómetros a través de estos medios de transporte y, en todos los viajes, pude escuchar varias historias de conductores de dos regiones distintas del Estado de México y de la zona oriente de la Ciudad de México. En todos los viajes noté que el tanque de su automóvil estaba en un rango de tres cuartos a lleno.

Las pláticas que sostuve con los conductores variaban en torno a la aprobación o no del llamado combate al huachicol emprendido por el Gobierno federal. Un hombre de unos 60 años, aproximadamente, dijo que es un pretexto de AMLO para justificar la inflación, fenómeno provocado por el desequilibrio de producción y demanda y que, según su testigo de vida, es una situación de cambio de gobierno que nada tiene que ver con la alternancia política, sino que se da al inicio de todos y cada uno de los sexenios.

La constante en todas las conversaciones fue el nombre del líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, Carlos Romero Deschamps. Todos coincidieron con que él tenía parte de la culpa; en muchos de los casos incluso se mencionaban incidentes históricos de corrupción que han sido revelados en su gestión.

Uno de los conductores de Uber, mencionó que le preocupaba el hecho de que otros ámbitos comenzaran a tener problemas para costear materias primas, producción, salarios, almacén y distribución de productos. Ejemplificó con el caso de su esposa, trabajadora de una empresa de hielo que, al ser una pequeña empresa, no podría costear los salarios de sus trabajadores en esta quincena.

Un conductor de Uber en Toluca dijo que conoce a huachicoleros de la región y que ni siquiera ellos, a horas de que se desatara la crisis de combustible, contaban con reservas para continuar con su negocio. El combate parecía entonces ir en serio. Un taxista abordado en esa misma ciudad aseguró que un familiar proveniente de la Ciudad de México le llevaba al menos 20 litros cada fin de semana, con lo cual sus reservas llegaban hasta los 75 litros.

En términos generales, el hecho de que los conductores supieran qué era lo que pasaba con el combustible y lo que hay detrás de ello, independientemente de que se trate de algo que repercute en su economía directa, hace ver que el flujo de información está siendo absorbido y entendido en cierta medida. Opositores o no, le ciudadanía parece estar más al pendiente de su coyuntura.

Por César J.G.

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