FORT LAUDERDALE, FL - AUGUST 10: Republican presidential nominee Donald Trump speaks during his campaign event at the BB&T Center on August 10, 2016 in Fort Lauderdale, Florida. Trump continued to campaign for his run for president of the United States. (Photo by Joe Raedle/Getty Images)

Después de que a lo largo de su campaña por la presidencia de Estados Unidos, el ahora mandatario norteamericano Donald Trump asegurara que la unión americana no intervendría en conflictos internacionales, y que no iba a ser “la policía del mundo”, dichas palabras parece que se le olvidaron al gringo, pues a poco más de cien días de su toma de posesión, ya van varias ocasiones en las que el funcionario mete las narices en asuntos de otras naciones.

Hace pocos días, el pasado seis de abril para ser precisos, Trumo ordenó a la fuerza aérea estadounidense el bombardeo de una base naval siria, como supuesta respuesta a un ataque con armas químicas que el gobierno del presidente sirio Bashar al Assad detonó en una base rebelde. Estados Unidos se metió en un conflicto ajeno.

Ese fue el claro mensaje de que Estados Unidos ya no tendría la política pacifista que manejó Barack Obama durante su mandato, situación que continuó con las declaraciones del vocero de la Casa Blanca, John Spicer, quien expresó “Ya ni Hitler utilizaba armas químicas”, y anunció que el gobierno estadounidense condenaba los programas nucleares y balísticos norcoreanos.

A lo que Trump se pronunció, muy a su estilo, fanfarrón, a través de su cuenta de Twitter, al expresar que Estados Unidos poseía un armamento superior y más poderoso que el de Corea del Norte, y confirmó que está enviando una “poderosa armada” a la península de Norcorea; una vez más, con alardeos y ese sentimiento que más allá de parecer patriótico, raya en la xenofobia.

Lo que ya se veía venir se dio con el bombardeo por parte de Estados Unidos a una de las bases militares de ISIS en Afganistán, el arma, la mayor bomba no nuclear que posee la armada norteamericana, con un peso de casi diez toneladas y un radio de destrucción de aproximadamente 150 metros.

Lo más sorprendente es que estos tres acontecimientos sucedieron en menos de dos semanas, las tensiones se encuentran en un grado de alarma alto, ahora sólo resta esperar las reacciones que van a suscitarse en los días venideros, la bomba detonó y Trump confirmó que dio su autorización para el ataque.

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