Ayer por la tarde me enteré, casi al mismo tiempo, de dos sucesos que no tienen nada que ver entre sí: primero, que el Instituto Nacional Electoral (INE) acaba de aprobar algunos cambios para el conteo rápido del próximo 1 de julio y, segundo, que la alfombra roja de los Oscar mide 275 metros. La primera noticia supone que el conteo rápido como lo conocemos se modificaría y ya no sería necesario tomar los datos de las actas que llevan la firma de los funcionarios de casilla y los representantes de los partidos políticos; la segunda es solo un dato tal vez banal que, no por eso, dejó de sorprenderme.
INE busca sí o sí el conteo rápido: ¿nuevo fraude a la vista? - FOTO: CDN

Ayer por la tarde me enteré, casi al mismo tiempo, de dos sucesos que no tienen nada que ver entre sí: primero, que el Instituto Nacional Electoral (INE) acaba de aprobar algunos cambios para el conteo rápido del próximo 1 de julio y, segundo, que la alfombra roja de los Oscar mide 275 metros. La primera noticia supone que el conteo rápido como lo conocemos se modificaría y ya no sería necesario tomar los datos de las actas que llevan la firma de los funcionarios de casilla y los representantes de los partidos políticos; la segunda es solo un dato tal vez banal que, no por eso, dejó de sorprenderme.

Si, la intención del INE es dar una tendencia de las votaciones por ahí de las 11 de la noche de ese primer domingo de julio. Para esto solo se consultarían las hojas de los funcionarios de casilla. Vaya problema que se viene. De entrada tricolores, ecologistas y morenistas se opusieron; mientras que blanquiazules y petistas, quienes se opusieron al primer intento de agilizar el conteo, ahora apoyaron la medida. Hay un lapso de cuatro días para impugnar esta decisión y que el Tribunal Electoral la revise. Y a mí me sigue dejando perplejo lo larga que es el tapete colorado de los premios que se entregan en Estados Unidos.

Lorenzo Córdova, consejero presidente del INE, argumentó que no conocer los datos preliminares del conteo rápido puede propiciar que se repita lo que ocurrió en el 2006, cuando el IFE decidió no revelarlos y pasó lo que pasó. Otro episodio que viene a la memoria es cuando se cayó el sistema en el 88 y Cuauhtémoc Cárdenas se tuvo que conformar con ver a Salinas con la banda presidencial. Insisto, a mí me sigue dejando estupefacto la distancia que recorren los actores sobre la alfombra roja.

Veamos el escenario para ese 1 de julio si no se entregan resultados preliminares. La especulación será monstruosa –cual personaje de Guillermo del Toro, quien caminará esos casi 300 metros para legar a la ceremonia de los Oscar– y las televisoras y redes sociales podrían servir de medio para dictar tendencias equivocadas que «crucen» a los votantes; en este supuesto los tres caballos saldrían a proclamarse ganadores y, con el paso de las horas, los ánimos e intensidad de los partidarios se elevaría, generando una tensión polarizada que podría no terminar con una buena escena para la sociedad mexicana. No obstante, si se van a entregar resultados preliminares que éstos sean, en la medida de lo posible, apegados a la realidad. Esperemos que se plantee un método más preciso y que busque certeza más que otra cosa.

No olvidemos que el primer día de julio se votará, además del nuevo inquilino de Los Pinos, por presidentes municipales en 30 estados y por nueve gubernaturas. Se trata de una elección sin precedentes por el número de cargos a decidir. Todo pinta para que los primeros días de julio se nos hagan tan largos como la alfombra roja de los Oscar. Que no se conviertan en una película que pase del suspenso al terror con tintes de comedia.

 

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