Por Pedro Martín García Silva

Quizás, ante la falta de oportunidades o el desempleo imperante, hoy en la ciudad de México surge un alud de emprendedores, los cuales incluso detonaron durante la pandemia. Tal vez se emprende por necesidad, pero si se hace con visión y educación, el futuro se torna de sumo crecimiento. Mujeres y hombres creativos, ambiciosos, eficientes y con una lente de negocio más allá de cualquier expectativa. Sin embargo, faltaría la punta de lanza que encauce este espíritu empresarial. Una institución fuerte, solvente, dinámica, con actitud de servicio. Una academia constituida por excelentes maestros que fomenten, que inciten, que inspiren el correcto camino para emprender…y no morir en el intento. Una institución de carácter profesional, no improvisada, con estatutos y tablas fortalecidas en instrucción y acompañamiento. Que no solo pase lista u ofrezca materias básicas de crecimiento, sino que destile confianza e inspiración por montar y hacer de un negocio una marca que compita con grandes sellos.

¿Qué debe contener?

Ÿ Facilitadores formados en empresas competitivas, que inspiren esa vocación de líder.

Ÿ Asesoría enfocada y capacitación empresarial o especializada que brinde estrategias de valor, herramientas significativas de trabajo para consolidarse; crecer y generar una economía sana dentro del corazón de nuestro país.

Ÿ Que fusione cursos, talleres, conferencias, charlas, diplomados y programas hechos a la medida de un emprendedor.

Ÿ Que incluya esquemas de financiamiento, incubadoras, consultorías, conocimiento financiero.

Es decir, un instituto que no solo eduque, fomente y otorgue bases sólidas para iniciar un negocio desde cero, sino que asegure sus operaciones, que acompañe al futuro emprendedor hasta que se visibilice su actividad…y con ganancias netas. Que de micro en breve salte a pequeña, mediana y gran empresa que participe en el mercado nacional…e internacional. Según datos, en México más del 90% de las empresas son pymes; el sostén del país con un PIB fuerte y sostenible. ¿Por qué no abonar aún más este esquema de innovación con un instituto local que genere esa fuerza inteligente de trabajo? Vinculación al ecosistema emprendedor…Hoy los agentes de este ecosistema emprendedor poseemos por delante la urgente tarea de ser voceros, pioneros para construir ese Instituto del Emprendedor de la Ciudad de México como los que con frutos operan en Oaxaca, Guerrero, Jalisco, Yucatán y el Estado de México.  Más que un lujo, se presenta como una necesidad de progreso, que encauce y profesionalice a todas esas personas con espíritu de liderazgo. Que esos futuros empresarios monten con bases definidas el negocio de sus sueños, que más que un ingreso extra o falta de empleo, sea esa pasión que genere activos a su país. Vender por vender, no. Emprender para trascender, sí. Emprendedores que cambien el rumbo del país.

Empresarios, gobierno, Congreso, académicos y demás expertos en el tema ¡súmense y destilemos un liderazgo visionario! La idea surge para cambiar algo. Tracemos este círculo virtuoso.