Con un look de cabello corto y barba larga, el exgobernador de Veracruz, Javier Duarte, fue trasladado bajo un fuerte dispositivo de seguridad, del penal de Matamoros hasta la Torre de Tribunales Centro Cívico, Zona 1 de Guatemala, donde enfrentó la segunda audiencia de extradición a México, por los diversos delitos que se le imputa.
Estando en el juzgado, el exmandatario permaneció sentado en la silla de los acusados, cercado por sus abogados, desde ahí sonreía mientras veía a los reporteros, a las cámaras y en breves momentos intercambiaba palabras con sus defensores.
El primer nudo de su compromiso se presentó cuando el juez pidió a Pablo Campuzano, asesor de Javier Duarte, abandonar el recinto, pues únicamente pueden estar en él las personas confirmadas como litigantes, y al no tener acreditación ante el Congreso de Abogados de Guatemala, no podía ser partícipe.
Ante la justicia guatemalteca, Duarte aceptó ser extraditado a México, pero calificó de infundadas, ligeras y vagas las acusaciones en su contra.
«He determinado allanarme para enfrentar lo más pronto posible la justicia. En términos coloquiales, acepto la extradición que el gobierno de la administración actual está haciendo en torno a este caso», señaló el veracruzano durante su segunda audiencia.
Después de dicha declaración, autoridades de Guatemala indicaron que será hasta el próximo 4 de julio, cuando se determine el proceso de extradición a México, ya que ese día se le informará sobre las solicitudes de aprehensión obtenidas por autoridades federales.
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