En medio de la emergencia sanitaria y los constantes problemas que el Gobierno mexicano está enfrentando, el periódico El Financiero difundió una encuesta en la que Morena perdió 15 puntos porcentuales en intención del voto, respecto a su último estudio realizado hace dos meses.
Sin lugar a dudas se trata de un golpe doloroso para el lopezobradorismo, pues se acerca peligrosamente a la marca dejada por el PRI de Enrique Peña Nieto y ha dado oportunidad a la oposición que ya comienza a soñar con el ansiado regreso a, porque no, La Residencia Oficial de Los Pinos.
Aunque Morena todavía se encuentra por encima del PRI y el PAN, según la misma encuesta, creció de manera significativa el número de personas que no saben a quién podrían entregar su voto; en otras palabras, todos esos que castigaron al PRi de Peña Nieto y dieron su respaldo a Obrador, están comenzando a desconfiar en el Gobierno federal.
Y no es para menos, la crisis de salud, el precio del dólar, la posible caída económica de hasta seis puntos porcentuales en 2020 y una inminente crisis social que dejará la resaca del Covid-19 tienen en inminente tensión, no solo a la población políticamente activa, sino también a los grupos que ya están buscando la manera de aprovecharse de esto.
Aunque la desconfianza ante el Gobierno está incentivando la idea de un poder político que recaiga en la ciudadanía, existe un peligro latente para el futuro del país, a saber, que aquellos que ya estuvieron en el poder intentar regresar: de manera más sutil, Acción Nacional y el Revolucionario Institucional, que no han escatimado sus esfuerzos para hacer beneficiarse de cada uno de los tropiezos presidenciales, como si ellos los hubieran propiciado; de manera más descarada, Felipe Calderón y su #MéxicoLibre que parece estar listo para competir al tú por tú a las tres grandes potencias de la política mexicana.
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