Los proyectos que López Obrador ha planteado en su gestión se asemejan, en discurso, a sus propuestas de campaña.
Propaganda. f. acción y efecto de dar a conocer algo con el fin de atraer adeptos o compradores / Asociación cuyo fin es propagar doctrinas, opiniones, etc.
Resulta irremediable escuchar al presidente de la República en un acto público sin concebir el hecho como un acto proselitista o de campaña. Y no es un prejuicio por sus 12 años de campaña política sin interrupciones, sino que, en sus discursos, se le observa haciendo promoción de las iniciativas que enviará al Congreso o de las acciones que implementará en tal o cual ámbito.
En sus discursos, López Obrador parece prometer cosas que bien podrían sostenerse como utopías y que, al venir de un hombre de su formación y que dice conocer al pueblo, son difícilmente realizables, puesto que los proyectos y planteamientos lucen como soluciones temporales y sin fondo.
Dos son los objetivos que AMLO persigue al realizar conferencias matutinas diarias, el primero de ellos es el de garantizar que la ciudadanía esté enterada de las acciones que se implementan. Y en segundo lugar, está el de seguir siendo el presidente más mediático que nuestra sociedad haya tenido. Pero, ¿de qué le serviría serlo?
Debemos, antes que nada, tener en cuenta que muchos de los planteamientos señalados por López Obrador, fungen, entonces, como nuevas propuestas de campaña, mismas que servirán para perfilar las consultas que busquen implementar y en las que condicionarán psicológicamente a la ciudadanía para direccionar sus respuestas.
Esta lectura ya la había tenido anteriormente Carmen Aristegui, en la entrevista que el entonces presidente electo le concedió. Ahí, la periodista cuestionó al tabasqueño cuando este dijo que realizaría una gira por todo el país, con el previo contexto de una consulta sobre la Guardia Nacional: «¿Entonces será como seguir en campaña?».
De inmediato, el presidente contestó que no, pero ahora sabemos que mientras las consultas continúen, la campaña también. Sin duda, la opinión de la ciudadanía es importante, lo implementado por AMLO es un buen ejercicio pero solo en casos en los que la sociedad cuenta con educación política. Frente a esto, es necesario formar, ―que no adoctrinar― en torno a este aspecto, pero para ello se requiere que se conozcan las consecuencias de las decisiones que se toman, hecho que propiciará que las victorias para los más y las derrotas para los menos, sean asumidas con responsabilidad.
Así, quizás solo de esta forma, el presidente deje de hacer giras relativamente innecesarias para promocionar tanto su imagen, su discurso y, obviamente, sus propuestas o proyectos.
El único contrapunto para un presidente que no tolera bien la crítica (¿y qué presidente sí?) es que, tal y como sucedió cuando era jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Obrador tendrá que enfrentar en las conferencias matutinas a una prensa mayormente opositora, que será incómoda al punto de sacarlo de sus casillas. La nueva estrategia ante esto ha sido el: «No sé, pregúntenle al titular de tal Secretaría».
Por César J.G.
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