Orgía deportiva.
Parece inminente la salida de Edson Álvarez al futbol europeo. Son muchas las versiones que apuntan a que el joven de 21 años jugará la próxima temporada lejos de Coapa, donde se formó como futbolista. Ayer salió Miguel Herrera a declarar que este sería el último torneo del joven con la playera del América.
El técnico azulcrema alabó el progreso de Álvarez como futbolista. Y no miente. Edson debutó en primera división el 29 de octubre de 2016 con 18 años y, desde sus primeras apariciones como profesional, dejó de manifiesto su calidad, buen toque y ubicación, condiciones que le permiten desempeñarse como defensa y mediocampista indistintamente.
A poco más de dos años y cinco meses de esa fecha, ha demostrado un notorio progreso en su desempeño dentro de la cancha, ha potenciado sus virtudes y esto le ha permitido ya ser seleccionado nacional e incluso haber jugado un mundial. Si bien no considero que Álvarez sea un referente del Tri como señaló Herrera, sí creo que se trata de un jugador que le aporta, y mucho, al representativo nacional.
El joven se ha ganado los halagos y reconocimiento con base en sus actuaciones y desde luego que su pase a Europa es una posibilidad bien sustentada, porque se trata de un jugador con la calidad suficiente para dar ese salto. La cuestión es a dónde debe de ir. Holanda, Portugal, Escocia e Italia han sido los destinos barajados por la prensa, quien asegura que tiene ofertas de estos países.
Pese a su juventud Edson cuenta con una madurez que si va acompañada por el deseo de trascender podrían hacerlo apto para afianzarse en esas cuatro ligas; tiene futbol para jugar en cualquier equipo de las primeras tres, pero si su destino es la Serie A aún no tiene el peso específico ni roce europeo para formar parte de los principales clubes (Juventus, Inter, Roma, Napoli, Milán), cuya exigencia es a tope y dificultarían su progreso en Europa.
Esta circunstancia es algo que tanto Edson y su representante, como el mismo club América, deben considerar. Las últimas dos partes deben de pensar no solo en lo económico en detrimento del porvenir deportivo del joven, no debe precipitarse su salida en afán de emigrar ya. No existe prisa, tiene 21 años y si no se va este verano se irá el siguiente.
Y es que recientemente se ha dado un incremento en el número de futbolistas mexicanos que van a Europa, aunque no siempre los resultados son los mejores. El más claro ejemplo es el de Lainez., quien acaba de ser enviado a la filial del Betis porque el técnico se ha dado cuenta de que necesita minutos y no se los puede garantizar en el primer equipo. Diego es talentoso pero partió tierno, sin ser un referente en América como muchos lo hicieron creer y eso se está notando. En su momento Raúl Jiménez se fue como figura en el futbol mexicano y, pese a esta condición, le costó al menos dos años afianzarse, lo que demuestra la complejidad el sueño europeo.
Los clubes y representantes deben comprender que no se trata solo de exportar. Es reprochable que se limiten a concretar un fichaje al extranjero sin sopesar los pros y contras deportivos, evaluando si el club al que se marcha su jugador y representado ofrece las condiciones mínimas para poder sobresalir. Y el jugador debe involucrarse de lleno en el proceso y pedir tener un contexto apto para desarrollarse profesionalmente.
Ojalá y no en México se caiga en lo que desafortunadamente ocurre en países históricamente exportadores de futbolistas como Argentina, en donde el negocio ha sobrepasado abrumadoramente lo deportivo y se venden jóvenes indiscriminadamente solo buscando billetes.
En su momento Clerence Seedorf, exjugador holandés, cuestionó esta práctica y aseguró que los jugadores pasaron a ser vistos como mercancía que se vende al mejor postor. Porque en algunos casos los muchachos son vendidos cuando tienen menos de 20 años y solo algunos partidos sobresalientes en primera división, pero son cotizados como si se tratara de un jugador consagrado.
La exportación de jugadores puede ser un síntoma de que el futbol del país que los hace emigrar tiene talento, no obstante, también puede ser síntoma inequívoco de que en ese país las telarañas del negocio han atrapado a la genuina mosca deportiva.
Por: Gustavo C.
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