N4 - THE UBIQUITY - La guerra nuclear no depende de Skynet, sino de la lengua de dos niños berrinchudos
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EU ofreció un diálogo sin condiciones a Corea del Norte para hablar sobre el desarme nuclear; ninguno aceptó.

Trump y Kim Jong Un han mantenido una guerra no sólo diplomática, sino también llena de insultos verbales que han desatado la tensión en cuanto a ataques nucleares.

Por si no fuera ya demasiada la (a)tensión que se ha generado entre Norcorea y Estados Unidos estos últimos meses, ahora resulta que quizá la única posibilidad que había de que solucionaran sus problemas de una forma «pacífica» se ha esfumado ¿Por qué? Bueno, resulta que hace unos días el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, invitó al presidente de Norcorea, Kim Jong Un, a tener un dialogo «sin condiciones» con Washington.

Esto daba para pensar que tal vez ese diálogo «sin condiciones» era una oportunidad para que Jong Un y el presidente Donald Trump se pusieran a platicar como buenos amigos y, quién sabe, quizá hasta compadres salían de ahí, pues se dijo que en esta charla «hasta del clima podían hablar», ya que según Tillerson, por un momento dijo comprender al líder norcoreano sobre la posición que había adoptado con Corea del Sur y Estados Unidos, pues no es posible que un país (en este caso dos) le pida a otro (o sea Corea del Norte) que desarme su cargamento nuclear cuando ni siquiera se ha tenido una plática sobre los términos y condiciones que este decisión conllevaría.

En respuesta a esto, este martes un diario de este país asiático escribió una editorial en la que mencionaban que «Estados Unidos está tratando de echar la culpa a otro por las tensiones en la península coreana con su ofensiva de diálogo», pues al parecer, para ellos este acuerdo que Rex Tillerson propuso no es más que un acuerdo que «busca preparar el escenario para manipular nuevas resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que puedan incluir un bloqueo marítimo si no aceptamos un diálogo, cuyo objetivo, es que negociemos el abandono de nuestras armas nucleares».

Y es que ya no se sabe a quién creerle, pues si bien por un lado son por demás sabidas las extrañas y estrictas medidas que Kim Jong Un ha tomado en su mandato (las cuales incluyen el fusilamiento de varios de sus jefes militares e incluso de su novia) por el otro tenemos el enorme ego de Trump, quien parece no escatimar en los riesgos que representan las amenazas verbales que ha lanzado sobre el líder norcoreano, como el decirle que es alguien «bajo y gordo» cuando por mero arranque el chaparrito le pude mandar un mísil al viejo pelirrojo nomás porque lo hace enojar. Es decir, nos están dando de dos sopas: le crees al que se lleva pero no se aguanta, o al que le gusta hacer pero no que le hagan (que en todo caso es lo mismo).

Sin embargo, todo parece indicar que este supuesto acuerdo «sin condiciones» no era más que un decir, pues apenas un rato después de que Tillerson pusiera esta oferta sobre la mesa, él mismo se retractó diciendo que este diálogo sólo sería posible «si Norcorea cambiaba su comportamiento», pero, cabe preguntarse, ¿en serio esperan que cambie de comportamiento un régimen caprichoso al que cada vez más le van cerrando sus empresas en Corea del Sur, y sobre todo si estas medidas fueron recomendaciones de EU?

Tal vez sí, tal vez no, pero resulta difícil creer que Norcorea le tomará la palabra a los EU cuando su respuesta a la petición del diálogo sin condiciones fue que «No hay cambio alguno en nuestra postura; no cederemos un ápice en lo que respecta a nuestra marcha destinada a fortalecer nuestra fuerza nuclear».

Además, siendo sinceros, el orgullo de Jong Un es tan grande que sólo se puede comparar con el ego y el descaro de Trump, por lo que si alguna vez llega a haber una cuerdo «por la paz» entre ellos, no duden ni por un segundo que este tratado no duraría más que un par de minutos, pues no sería raro que uno de estos dos lanzara un pequeño chascarrillo para romper la tensión, y el otro (no importa en cuál de los dos estén pensando) haga su berrinche amenazando con un ataque nuclear debido a que se sintió «ofendido».

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