La plaza del ajolote
La herencia de EPN

La plaza del ajolote

El primer año de AMLO en el poder marcará el futuro de la «cuarta transformación».

 

Los más de 40 años de carrera política del presidente Obrador llegarán a su punto más álgido en el año que acaba de comenzar, pues, si bien asumió el poder el pasado 1 de diciembre, será en 2019 cuando todas las cifras sean suyas y, como tal, deberá responder y asumir las culpas y los éxitos.

Sin embargo, ya recibió su primer golpe por parte de la prensa. A ocho columnas (como él mismo lo mencionó), el diario Reforma decidió exhibir el incremento de asesinatos dolosos durante su primer mes como presidente: de 537 víctimas registradas en noviembre, la cifra pasó a 887 durante diciembre de 2018, es decir, 65 por ciento al alza.

Si bien las cifras no mienten, no se puede olvidar la herencia de las administraciones pasadas, incapaces de frenar una descomposición del tejido social y una constante disputa de territorios, que han costado decenas de miles de muertos al país; tampoco se puede negar la falsa y equivocada estrategia del combate al narcotráfico y sus efectos colaterales.

A la inseguridad general, Obrador deberá —si quiere pasar a la historia como uno de los mejores presidentes— entregar mejores cifras en los terrenos más escabrosos de la vida nacional: feminicidios, corrupción, robo y precios del combustible, y libertad de expresión. Los números no son nada alentadores, pero las primeras batallas, comenzaron ya a librarse.

Pese a las cifras oficiales que refieren 760 casos de feminicidio durante todo 2018, los números de las Organizaciones No Gubernamentales arrojan más de 2 mil asesinatos durante todo el año, por ello, mal haríamos —aunque ya muchos no lo recuerden— en quitar responsabilidades al último inquilino de la exresidencia oficial de Los Pinos, Enrique Peña Nieto.

Con respecto al robo de combustible —el famoso huachicol—, las declaraciones del presidente Obrador, realizadas la semana pasada, se convirtieron en tema de muchas conversaciones, varios periodistas y políticos se «sorprendieron» por las afirmaciones del jefe del Ejecutivo, quien señaló a las administraciones pasadas de ser cómplices y testigos del robo multimillonario a las arcas de Pemex.

Un secreto a voces enunciado por Obrador sirvió para hablar de algo que (parecía) se tenía estrictamente prohibido durante el sexenio anterior; no se nos olvida que el exdirector de Pemex, Emilio Lozoya, ha sido señalado por recibir sobornos millonarios de la compañía brasileña Odebrecht y que el robo de combustible se disparó durante la última década, bajo la complacencia de Pemex, el gobierno federal y las autoridades estatales.

Sin embargo, los detractores del tabasqueño ya enumeran las contradicciones del presidente, una de las más sonadas, el alza al costo de la gasolina, la cual podría aumentar hasta 40 centavos por culpa de la inflación —según palabras del propio Obrador—, esto, aseguró, no será un gasolinazo sino producto de la importación de 600 mil barriles de petróleo diarios. Por lo pronto, 2019 inició con precios por debajo de los 15 pesos por litro (de gasolina Magna) en la frontera norte del país, aún superiores a los 10.81 pesos que costaba cuando EPN tomó el poder.

En cuanto a la libertad de expresión, urgente para México, de los ocho periodistas asesinados en 2018 por ejercer su profesión, solo Alejandro Márquez Jiménez pereció durante la administración de Obrador —su cuerpo fue hallado el 2 de diciembre—, los otros siete, fiel a la censura política del gobierno de Peña Nieto, sucumbieron durante el sexenio del priista; no obstante, los casos de censura son aún mayores y los privilegios a unos cuantos medios sugieren peligrosas relaciones entre el poder y los dueños de la información.

A un mes de haber tomado el poder, luego de una carrera de política de cuatro décadas —y más de una como candidato presidencial—, la recién comenzada administración de Obrador ya cuenta con sus primeros asesinatos políticos, feminicidios, periodistas muertos, tomas clandestinas nuevas y escándalos de corrupción; sin embargo, bien podrían ser parte del año perdido de Peña Nieto,  el resultado fallido de las reformas estructurales y el descaro de los funcionarios corruptos del país. Sería entonces un error cargarle los fracasos de Peña a AMLO, para eso, el tabasqueño, tendrá seis años por delante y una oposición cada vez más activa, acompañados por una crítica que parece, por fin, haber despertado.

Por: Ernesto Jiménez

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