El naufragio de los azules
¡Ricardo Anaya fuera de la UNAM!
Por si 31 años de sequía en liga no bastaran para menguar las fuerzas de una Máquina altamente debilitada, la salida de Pedro Caixhina y Ricardo Peláez de la institución dejaron entrever la relación existente entre negocios y deporte, ambos en una balanza nada equilibrada.
Caixhina se fue del banquillo de Cruz Azul por los pobres resultados del equipo; Peláez lo hizo por considerar que su posición en el club no era respetada. A saber, la directiva contrató a Siboldi, cuando el preferido para Ricardo era Antonio Mohamed, con quien dicho sea de paso tuvo algunas diferencias durante su respectivo paso por América.
Al tema le entraron dos de los mejores analíticos del mundo moderno a través de Twitter: León Krauze y Felipe Calderón. El primero escribió «Desde hace años, la directiva de Cruz Azul se olvidó de hacer fútbol para concentrarse obsesivamente en hacer dinero, sobre todo para algunos pocos hasta arriba. Fórmula para fracasar, en esa y en cualquier cosa».
—Lo mismo pasó con el otro Azul…— respondió el expresidente.
Ricardo Peláez llegó a Cruz Azul en 2018 rodeado por un sinfín de comentarios negativos, lo acusaron de falta de lealtad al club América (con quien derrotó en una apasionante final a los celestes en 2013); sin embargo, de inmediato hizo suyos los colores de La Noria y comenzó a trabajar. Pese a ganar la Copa MX y la Supercopa MX, en tan anhelado título de Liga MX no llegó.
Al igual que Ricardo, Calderón acusó al blanquiazul (PAN) y en particular al grupo que apoyó a Ricardo Anaya de borrar a su esposa, Margarita Zavala, como candidata a la presidencia y asumir el control total del partido; la diferencia radica en que Peláez asumió su rol como trabajador de la Cooperativa Cruz Azul, mientras que Felipe decidió conformar su propia institución política y consumar su deseo de regreso a la presidencia. Algo así como que Peláez comprara a su propio equipo para poder tomar todas las decisiones.
El futuro de La Máquina quedará en manos de Robert Dante Siboldi y los inamovibles Álvarez (padre e hijo), empero, preocupa a la afición la sequía de campeonatos; tres décadas son bastantes, el ejemplo claro es Felipe, quien no aguantó ni un sexenio sin el poder y tras el fracaso de su esposa al interior del partido, lanzó los salvavidas y corrió a la costa para no ser salpicado por el naufragio del PAN. Ahora se presume como el salvador de México Libre.
Es cierto que para los azules los recuerdos de la gloria que algún día fue suya no los dejan descansar, también es cierto que están en el camino hacia el triunfo. O aberrante es pensar que el villano es Peláez por no conseguir el título y que Felipe es el héroe que recuperó sus «principios» antes de la ruina del PAN.
Nota: Hablando de Ricardos, la Facultad de ciencias Políticas de la UNAM cerró las puertas a Anaya, tildaron como una falta de respeto la invitación para que dé una cátedra en la máxima casa de estudios. Hoy no fue su día.
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