Estaba la Parca un día, bebiendo con Calderón,
cuando llegó Margarita, cargando su caguamón.
―¿Cómo vas Calderona querida?―, le dijo la huesuda riendo,
―¿Cómo va la reunión de firmas?, que el tiempo te está comiendo.
Margarita orgullosa le dijo a la Catrina:
―No falta mucho y mi esposo me anima.
Solo 800 mil firmas más,
para ser candidata, ya verás.
La Muerte gustosa le dijo sonriendo:
―¡Ay, Margarita! Mejor déjalo por la paz,
que la meta que estás persiguiendo,
como que no va a pasar jamás.
Por Elmer Homero
HOY NOVEDADES/LIBRE OPINIÓN