FOTO: CUARTOSCURO

El barrio bravo de Tepito es un lugar emblemático dentro de la Ciudad de México. Lugar de comercio ambulante y establecido en donde se encuentre de todo. Sí, de todo. En esta zona de la capital convergen toda clase de productos y conviven todo tipo de personas; se encuentra desde un reloj hasta una víbora exótica, y ocupan el mismo espacio vendedores y licenciados por igual. Este pintoresco terreno, donde se ubica el mítico Maracaná, tiene su propio cartel: La Unión Tepito.

Esta organización se encarga de cometer actos ilegales que, muchas veces, tienen el aval de las autoridades capitalinas. Robo, extorsión, secuestro, venta de drogas y armas, y muchos ilícitos más son la constante en «Tepis», como le dicen los lugareños. Ayer, esas mismas autoridades, en conjunto con las del orden federal, capturaron a David «N», El Pistache, presunto líder de La Unión Tepíto. El tercero en los últimos tres meses.

Así va el recuento. En agosto fue Roberto Moyado Esparza, El Betito, también presunto líder, quien cayó a manos de federales y elementos antidrogas. Este sujeto tenía presencia en las alcaldías Cuauhtémoc, Venustiano Carranza y Gustavo A. Madero. El segundo líder en manos de la justicia fue Rafael «N», cuñado de Pancho Cayagua, fundador de La Unión Tepito. Ahora fue el turno del cabecilla con apodo de semilla.

Si bien estas capturas son un avance no dejan de ser un paliativo para tratar de terminar con la enfermedad llamada inseguridad. Ya se comprobó, desde hace dos sexenios, con la estrategia calderonista, que detener a los avecillas de este tipo de organizaciones no es la solución. Porque un grupo de estos, al quedar acéfalo, puede representar un conflicto de intereses al interior: los segundos al mando pujan para ser el nuevo capo mayor. De esta forma la proliferación de más cárteles es una de los posibles desenlaces cuando se captura a un líder criminal.

Esta es una de las circunstancias por las cuales el mal sigue presente. Y una de sus consecuencias es el hartazgo social, tal y como acontece en «Tepis», en donde los habitantes y aquellos que trabajan de forma honrada se hartaron de ser sometidos por La Unión Tepito y formaron la Fuerza Anti-Unión Tepito. Se trata de buscar la justicia por propia mano ante la ineptitud y complicidad de las autoridades. Es un ejemplo más de esos que vemos con la integración de las autodefensas en Guerrero, Michoacán y Guanajuato, o con los cada vez más frecuentes linchamientos de ladrones en varias partes del país.

«Tepis» exige acciones para empezar a combatir al crimen organizado que lleva años instalado en este barrio que tiene gente trabajadora por montones. Lo malo es que no todos laboran de forma honrada.

 

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