El ex presidente Felipe Calderón Hinojosa es uno de los más férreos críticos al gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Es un crítico desde el conocimiento de lo que es estar en ese lugar y sobre todo, desde el cinismo. Habla de la gravedad de la inseguridad olvidando que en 2006, a días de haber iniciado su gobierno, sacó al ejército de sus cuarteles para plantearles estrategias de seguridad pública.
De acuerdo con Sin Embargo, aproximadamente 53 pueblos de distintas latitudes de México, quedaron al nivel de pueblos fantasma, debido a extorsiones, secuestro, reclutamiento, etcétera, realizado por grupos del crimen organizado que, por momentos, se ubican en tal o cual lugar.
Es así que durante el inicio del sexenio de Calderón, Durango, Sinaloa, Michoacán, Veracruz y Tamaulipas fueron algunos de los estados que más actividades delictivas concentraron. En el sexenio de Enrique Peña Nieto, otros cárteles tuvieron su auge y por ende, otras entidades se vieron amenazadas por ellos.
Fue justamente en el sexenio del mexiquense, que sucedieron los asesinatos de Tlatlaya y la desaparición forzada en Ayotzinapa. Empero, recientemente se ha revelado una denuncia impuesta en contra de la Policía Federal por disparar a un civil y propiciar que este perdiera un brazo como consecuencia del impacto de las balas.
Como este, muchos otros casos se registraron sobre todo en este sexenio, en los que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitió recomendaciones a las fuerzas del orden para no permitir que este tipo de sucesos perduren. Obviamente, policías federales, militares y marinos han sido entrenados para combatir con armas de fuego y obtener declaraciones bajo cualquier pretexto.
Es por esta razón que los elementos de las distintas instancias de seguridad no deben participar en las labores de seguridad tal y cómo se están planteando actualmente. La Guardia Nacional ha iniciado operaciones y no cuenta con margen jurídico para actuar. Lo último que se supo en ese sentido, es que la ONU-DH ayudaría en su sensibilización y adoctrinamiento, pero ese es un hecho a concretarse a largo plazo. Mientras tanto, ¿Qué esperar de la Guardia Nacional?
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