DE LEJOS, MISILES; DE CERCA, DIÁLOGO

Por César J.G.

Esta semana, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, visitó Israel. Seguramente el mandatario del país vecino del norte despegó de su país creyendo que el camino para la paz podría resolverse de manera sencilla, sin embargo, no dimensionaba la realidad de la situación que se vive en aquel país, en el cual, de inicio, se le recibió como a pocos.

Después de visitar los lugares sagrados en Jerusalén, atravesó el muro que separa a israelíes y palestinos para, posteriormente, reunirse con líderes de aquel país. Y luego de observar de cerca la complejidad del conflicto israelí-palestino, señaló que haría «todo lo posible para ayudar a las partes».

Una de las situaciones más relevantes de esto, es que Estados Unidos, dígase Donald Trump, vuelve a meterse en asuntos que, en apariencia no le competen, sin embargo, entendemos que él y su nación únicamente están del lado del mejor postor.

Por esta situación, no es sorprendente que Trump haya cruzado fronteras para visitar a Mahmud Abás, presidente palestino, para, después reunirse con Benjamín Netanyahu, quien además de representar a un estado que no es aceptado por los países vecinos, ha señalado su repudio a los palestinos y señalado que por ello pone, al igual que Trump, muros.

Ante esto, solo pudo señalar que ambas partes están dispuestas a arreglar los desacuerdos. Esto deja, únicamente, como supuesto rival al Estado Islámico, que predomina en Siria, por ellos, no es de sorprenderse que el día en que Trump hace esta visita de estado, sus acérrimos rivales (o aliados), se digan responsables de un ataque terrorista en Manchester, Inglaterra, durante un concierto de una cantante estadounidense que, hasta el momento, ha dejado un saldo de 22 personas muertas y 59 heridos, sin duda, uno de los más devastadores en el largo historial del Estado Islámico.

¿Qué podemos esperar como respuesta?

Lo más viable, es que Trump ya esté pensando en poner su dedito pulgar sobre el botón rojo que alienta a las fuerzas armadas a lanzar misiles sobre las zonas en las que el Estado Islámico tiene control. Por otra parte, estos hechos, lograrán que, además del veto a ciudadanos de países de medio oriente, Trump refuerce la seguridad en fronteras.

Esta situación, de antemano, daña la escasa relación y poca amistad que existe entre México y Estados Unidos, y al gobierno federal de nuestro país, no le quedará más que pronunciarse en contra de los atentados y quedarse callado en cuanto a las acciones que el mandatario del país más poderoso del mundo, decida efectuar.

Esta situación viene a dejar sobre la mesa las decisiones de Trump, respecto a las políticas proteccionistas, cerrando fronteras y cerrándose momentáneamente a las negociaciones. Es aquí donde el Tratado de Libre Comercio lo resiente.

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