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Si bien cada evento público de Andrés Manuel López Obrador parece más un acto de campaña que un acto presidencial, el tabasqueño es consciente de su cargo y, a  su manera, resuelve las cosas. Se enfrenta desde antes de asumir el poder a la confrontación de intereses que se le contraponen a quien se siente en la silla presidencial. El caso de los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la educación (CNTE) es, tal vez, el ejemplo más reciente.

El fundador de Morena es un político hábil y sabe zafarse de las cadenas más pesadas. Ya sea con frases dicharacheras, chistes nobles o decisiones pragmáticas. Con el bloqueo de las vías férreas de Kansas City Southem y Ferromex en Michoacán por parte de los profesores, el presidente ha tenido que lidiar con los cuestionamientos de la prensa (fifí y no fifí), las presiones de la Confederación Patronal de la república Mexicana (Coparmex) y la gira del gobernador Silvano Aureoles.

Fue el 14 de enero pasado que algunos integrantes de la CNTE estatal y docentes normalistas de varios municipios michoacanos tomaron por asalto las vías para exigir a las autoridades algunos pagos pendientes. Ya pasaron dos semanas y el paro de 162 trenes de los sectores acerero y ferroviario ya reportaron pérdidas aproximadas de 7 600 millones de pesos. Cantidad considerable que orilló al empresario Gustavo de Hoyos Walther, presidente de la Coparmex, a pedirle a López Obrador que no tolerara este tipo de acciones ilegales.

Fiel a su costumbre de no polarizar ni violentar el orden, el presidente tabasqueño atendió el llamado empresarial sin comprometer la imagen y reputación de su gobierno. Optó por liberar mil millones de pesos para mediar las aguas, sin embargo los afectados externaron que con esto no alcanza para cubrir la deuda. El tabasqueño no perdió la oportunidad para mandare un mensaje al gobernador michoacano, a quien le recriminó su desatención en detrimento de su gira por Europa.

López Obrador culpó directa pero sutilmente al gobierno de Michoacán por la falta de pagos al señalar que los inconformes fueron contratados por las autoridades estatales y no por las federales. El presidente culpo al conservadurismo por sus formas de no consultar bases, al hacer un diagnóstico. De paso, le recordó al magisterio, por aquello del agradecimiento, su combate personal contra la reforma educativa como tratando de advertir que esto podría ser algo más allá que un reclamo genuino.

 

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