N2 - PROCESO - Los vanos esfuerzos por derrumbar a un gigante que sólo conocen en la CDMX
N2 - PROCESO - Los vanos esfuerzos por derrumbar a un gigante que sólo conocen en la CDMX

Los esfuerzos de Anaya y Meade se muestran débiles ante el potencial mediático de Obrador.

Mientras Anaya se quiere sentir parte del pueblo, Meade tiene los conocimientos suficientes pero no la fortaleza para sobresalir ante un Obrador que ya no necesita campaña publicitaria.

Conforme más se acercan las elecciones, más bombazos vamos teniendo, pero ahora resulta que las de este año pintan para ser incluso más pintoresca que las del sexenio pasado, donde vimos a un Enrique Peña Nieto enfrentarse a un Andrés Manuel López Obrador en una contienda que fue más interesante que un Pacquiao vs Mayweather

¿Por qué decimos esto? Simple y sencillamente porque pareciera –como desde hace doce años-que Amlovich ahora sí tiene el triunfo asegurado, ya que si bien en 2012 Televisa se encargó de generar todo un circo telenovelesco y fraudulento para que Peña se viera como el candidato soñado, los errores del PRI en este mandato han ido de mal en peor, factor que ayuda demasiado a que esta campaña que ha durado una docena de años por parte de Obrador al fin rinda frutos.

Y es que al parecer hoy en día no hay candidato presidencial que se le pueda poner al tú por tú. Por un lado tenemos a un Ricardo Anaya que por más que quiere encajar en la sociedad y mostrarse como «uno de nosotros, uno de nosotros» (tal y como reza aquel escalofriante canto de la película «Freaks»), no termina por verse como un ciudadano más, sino como un político que simplemente quiere sentirse querido cuando en realidad ni su partido lo quiere.

Basta ver sus nulos intentos de parecer un «chavorruco banda» al tocar a lado de Juan Zepeda en calles de Neza, dándonos a entender que «es la onda»; o bien, su desesperado intento mediático por querer colgarse de la fama de la pegajosa canción que Movimiento Naranja creo junto con el niño Yuawi.

Por otro lado tenemos a un José Antonio Meade, candidato que, seamos sinceros, en el ámbito político y académico tiene mucha más madera que Obrador. Es como si tras días de hambre comparáramos un taco de suculentas carnitas a lado de una tortilla con sal; sin embargo, el apoyo y la difusión que el PRI le ha dado no basta y en cambio termina siendo eclipsado por la cobertura que, sin querer, se le sigue dando a López en los vanos intentos por desprestigiarlo.

Ejemplos de esto es el hecho de que hoy más que nunca se ha llegado al extremo de utilizar pretextos y situaciones por demás ridículas que forman parte de una guerra sucia en contra del morenista, como lo es el caso de que algunos poblanos denunciaron haber recibido llamadas anónimas en las que les advertían que si votaban por Andrés Manuel, éste terminaría por vender nuestro petróleo a Rusia y a Venezuela.

Por otro lado, está el hecho del éxodo que diversos políticos del Pan y el PRD han tenido para irse con Morena, lo que ya da una idea de lo podredumbre o, ¿por qué no?, del miedo  que se siente en estos partidos. A esto súmenle que el día de ayer se presentó oficialmente a Marcelo Ebrard, antiguo y muy querido jefe de gobierno del extinto D.F., como parte del equipo del tabasqueño, con lo cual su partido parece tomar más fuerza, al menos moralmente.

Sin embargo este escenario es el que se puede ver en la CDMX, pero recordemos que México no es sólo la ciudad y ni la ciudad representa a todo México, por lo que si bien Obrador parece fuerte en donde día a día escuchamos de él, seguramente hay otros estados de la república en donde seguramente lo único que alcanza a llegar es la Coca-Cola y las despensas del PRI; por lo que no nos debe resultar extraño que en estas elecciones López se lleve la capital, pero no el resto del país.

Israel Yerena

HOY NOVEDADES/EN BOGA