¿Será Mancera una suerte de rey detrás de la corona?
Miguel Ángel Mancera se incorporó a la campaña presidencial de Ricardo Anaya, como el flamante «coordinador nacional de proyectos de gobierno de coalición».
Aunque en la coalición Por México al Frente, que integran Acción Nacional, Movimiento Ciudadano y el Sol Azteca, ya se han repartido todas las fichas y posibles parcelas que una virtual victoria en julio próximo les traería, pareciera que el «rey detrás de la corona» se asomó y le lanzó un guiño al «delfín blanquiazul», durante una reunión en el World Trade Center.
Con la crema y nata de dichos partidos presente, y aunque el evento estaba planeado únicamente para notificar la incorporación de Miguel Ángel Mancera a la campaña presidencial de Ricardo Anaya, como el flamante «coordinador nacional de proyectos de gobierno de coalición», el ánimo de los asistentes dejó claro que, más bien, parecía la toma de protesta del jefe de Gobierno como el abanderado que se enfrentaría a Andrés Manuel, Pepe Meade y a Margarita Zavala.
Si bien esta histórica alianza optó porque Anaya sea el «guapo» para la contienda electoral, no es posible negar que la incorporación de Mancera al equipo de campaña es poner en uso la figura más poderosa que le quedaba al Frente, pues si bien el panista ha tenido respuesta favorable en algunas zonas del país, parecía muy necesario un motor perredista que equilibrara la balanza.
Sin embargo, este miércoles la historia fue muy diferente, pues el que se quedara en el camino por la candidatura presidencial se llevó las palmas de los asistentes a la cita vespertina, quienes no dejaban de animarlo y gritar su nombre a todo pulmón desde que Miguel Ángel entró al recinto.
¿Qué habrá sentido Ricardo Anaya al escuchar las ovaciones para el George Clooney mexicano?, ¿qué habrá pasado por las mentes de blanquiazules como Santiago Creel, Damián Zepeda y Xóchitl Gálvez al no escuchar en esos gritos el nombre del Cerillo?, incluso, la prensa presente se cuestionaba si no se equivocaron de evento, pues se suponía que, finalmente, la reunión era para promover la campaña del queretano.
Aun con Dante Delgado y Damián Zepeda de su lado, la sonrisa de Ricardo Anaya parecía más fingida que nada, pues realmente los asistentes al evento no paraban de manifestar su apoyo al líder capitalino, quien por cierto no disimuló en lo más mínimo su felicidad por cómo se torneó el evento a su favor.
Y aunque no hubo rincón alguno en el salón Olmeca que no presenciara a un Mancera emocionado, dudoso de qué palabras elegir comenzó su discurso saludando al candidato presidencial, gesto por demás tibio, pese a sus intentos de enaltecer la figura del panista. Así, mientras se postraba en el atril, optó por un diálogo, en demasía, de unidad ciudadana, sin pronunciar nombres de partidos y sin confrontar a las fuerzas políticas rivales, ¿por qué?, porque eso sería robarle cuadro al elegido por el Frente.
Meticuloso como cuando lo cuestionaban sobre sus aspiraciones presidenciales, Mancera no habló de más, se limitó a hablar de la participación del pueblo mexicano en los comicios electorales, especialmente de las mujeres. Y aún al momento de despedirse y pedirle a los presentes que apoyen a Ricardo Anaya, todos le aplaudieron, no por su solicitud, sino por estar él frente al micrófono.
Cuando tocó el turno de Anaya al atril, la ovación dejó de rugir, los silbatazos y las porras bajaron de intensidad, y aunque el discurso del panista incluyó sus experiencias conversando con la oposición chilena multipartido, como ejemplo del poder de las coaliciones, así como de los estados que PAN, PRD y MC gobiernan, con y sin coalición, el efecto en los presentes no fue el mismo.
Incluso recurrió a presumir de su conversación con la canciller alemana, Angela Merkel, lanzó ataques directos a Meade y «ya saben quién», agradeció a un asistente por un aislado grito de apoyo, pero aun con todo lo anterior, las palabras de Mancera sepultaron desde antes al hombre que aprieta los dientes cada que habla.
¿Será que este último movimiento previo al arranque de las campañas pueda resultar en una pequeña fisura de discordia al interior de la alianza?, no hay que descartar esa posibilidad, pues ya no es un secreto el temperamento de Anaya y el protagonismo que, desde hace años, lo persigue.
Además, es cierto que la incorporación de Mancera a la campaña presidencial es un gran movimiento; sin embargo, no hay que olvidar que hay fracciones al interior de estos tres partidos que nomás no terminan de aceptar que no sea uno de sus militantes quien porte la bandera de la alianza rumbo a Los Pinos.
Y finalmente no hay que olvidarlo: aunque PAN y PRD aseguran tener puntos de acuerdo cuando de México se trata, el pasado los persigue, pues hace 12 años ambas fuerzas políticas se trenzaron en el proceso electoral que pintó de azul y amarillo al país, ¿de verdad sí habrá cerrado la cicatriz?
Por: Edgardo V.L.
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