Su gestión culmina el 30 de noviembre, pero su rendición de cuentas deberá ser de por vida.
Casa Blanca, Gasolinazo, Inflación, Odebrecht, Ayotzinapa, Tlatlaya y la abrumante caída del PRI son tan solo casos que permanecerán en la memoria de quienes vivimos su sexenio.
Varios medios de comunicación llegamos la invitación para acudir al último informe de gobierno de Enrique Peña Nieto, quien «flaco, ojeroso, cansado y sin ilusiones» encara sexto reporte de actividades.
Con el país sumido en una intensa crisis de seguridad, peor que la que impuso Felipe Calderón a pocos días de haber iniciado su gestión, Peña buscará hacer frente a las críticas que permean la finalización de un ciclo y más, si este fue al frente de un país por demás, conflictivo.
Hace poco se reflexionó en torno a los temas que cada presidente desea atender como parte de su proyecto de nación. En este nuevo milenio, nos encontramos con que Fox, fue el presidente que dio apertura a la alternancia política, y consagró la Presidencia como un cargo vacuo; por otro lado, Felipe Calderón, se encargó de llamarse a sí mismo «el presidente del empleo», sin embargo es recordado por el inicio de la ola de inseguridad que de por sí ya existía en México, pero que se atenuó con sus no muy agraciadas decisiones.
Posterior a ellos, encontramos a Peña Nieto, el presidente de la educación. Y es que a pesar de que varios títulos podrían colgársele, el tema educativo marcó el inicio de su sexenio, no sin antes aliarse con todos los supuestos opositores para firmar el «Pacto por México», ese que permitiría una alianza en el Congreso para postular todas y cada una de las reformas estructurales que al mexiquense (o al FMI) se le ocurriesen.
Posterior a ello, caería una ola de hechos que se asemejan a los peores años del presidencialismo mexicano. Sería algo así como la suma de todos los errores cometidos desde el inicio del Plan Sexenal y hasta nuestros tiempos.
La Casa Blanca, hecho del la cual recientemente dijo, fue un error que Angélica Rivera, su esposa, saliera a dar la cara. Uno de los casos enigmáticos de desaparición forzada con colusión del crimen organizado en las Fuerzas Armadas, el Caso Ayotzinapa, y tras de él, Tlatlaya, ambos, acontecimientos en los que nadie ha sido consignado debidamente.
Al caso de los normalistas, debe agregarse el desecho de la ayuda internacional para las investigaciones. Hecho que la gestión entrante ha jurado y perjurado que revertirá.
No menos importante se encuentra el espectro económico de nuestro país, en donde los constantes Gasolinazos, la baja expectativa de crecimiento y la inflación, repercuten en la caída del peso y con ello, se genera más y más desigualdad. A esto debe sumarse el problema que le trajo Odebrecht, por significar un caso de corrupción sin precedente y casi de la misma talla, lo son los casos de ex gobernadores, nueva cara del PRI, que son investigados por diversos delitos.
Peña Nieto no solo logró derruir al país, sino a la institución política que lo crio y le dio todo; no solo defraudó a sus votantes y a quienes creyeron en él (ilusos), sino también a sus colegas y compañeros de partido. El PRI jamás se había visto tan marginado del ejercicio político del país, pero con Enrique, lo logró.
El panorama para el tricolor no es muy alentador, sin embargo las expectativas en torno a López Obrador decaen conforme pasan los días. Será la necesidad de EPN la que lo obligue a exiliarse por un tiempo, por lo menos hasta que no se hable tanto de lo que ha dejado, cuyo proceso, ya ha iniciado.
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