A inicios del octavo mes de agosto, en México se han visto curiosos hechos que han volteado la mira de todos. Un claro ejemplo fue la detención del ex gobernador de Veracruz en Guatemala , Javidú, y que posteriormente se dio su extradición en un espectáculo montado como si fuera un «Rock Star» o la visita del Papa. Asimismo, días más tarde, se dio casi el mismo caso, pero en Panamá con Roberto Borges, el ex gobernador de Quintana Roo, quien todavía continúan sus audiencias para ver si lo extraditan o no a nuestro país.

Al respecto, hace un par de días, detuvieron a la que supuesta novia de Duarte, Xochilt Tress, por enriquecimiento ilícito. Sin embargo, es curioso como a la esposa del mismo ex mandatario, Karime Macías, no ha sido detenida si las autoridades locales afirman que existen diversas acusaciones en su contra.

Creo que es lógico concluir quien esta cobijada por las altas esferas, pues desde que se mencionó el nombre de Xochilt en la segunda audiencia de Javidú, solo pasaron nueve días para que fuera detenida y encarcelada por un enriquecimiento inexplicable de 4 millones de pesos. Mientras tanto, Karime Macías contaba con una tarjeta de crédito para sus gastos con cargo del erario goza de su libertad en Londres con el permiso de salir del país sin ninguna restricción.

Dejando atrás todo esto, se dio el primer narcobloqueo en la Ciudad de México, donde la delegación Tláhuac fue la sede de dicho suceso y, conllevó toda una serie de operativos en las inmediaciones de la misma localidad. El que salió «embarrado» fue el delegado por el partido Morena, Rigoberto Salgado, quien está siendo investigado por vínculos con el crimen organizado, principalmente con el líder del Cártel de Tláhuac, el ya extinto, Felipe de Jesús Pérez Luna, mejor conocido como «El Ojos».

A menos de seis meses para que acabe el 2017 y comiencen a salir de los escombros los diversos candidatos de los partidos políticos, se muestra este escenario, que bien o mal pone en jaque a dos de los partidos que se ven con más fuerza para las elecciones de 2018.

Primero se dejó ver el PRI con esa gran fractura de funcionarios corruptos que salieron a la luz y de quienes tanto presumía nuestro presidente, además de que eran «el ejemplo de la nueva generación» del partido revolucionario Institucional.

¿Ahora cómo le harán para que diversos hechos no les afecten para el próximo año? ¿Querrán aplicar la tarjeta rosa de nuevo?

Segundo y último, los diversos actos corruptivos no solo se presentan en el PRI, sino que ahora con el «narco” asentado en la Ciudad de México, principalmente en Tláhuac, la delegación que tiene a su mandato el Morenista Rigoberto Salgado y que ahora está siendo investigado por sus supuestos vínculos con el Cártel de la localidad.

Si a lo anterior le agregamos la acción penal en contra de la exdiputada de Veracruz, Eva Cadena por haber reconocido que recibió casi medio millón de pesos durante la campaña electoral y que fueron obtenidos de manera ilícita, también deja mucho que desear y pensar si realmente no solo López Obrador, sino los demás militantes de su partido, son el cambio que necesita México.

Los dos partidos se partirán el alma para dar la mejor cara en el camino para el 2018, solo esperemos para ver a quien resulta victorioso y gana la silla presidencial el próximo año pesé a los diversos baches que van presentando.

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