Hay un grueso de la sociedad que respalda las decisiones de AMLO, aunque tengan más costos que beneficios.
Corrupción. f. En las organizaciones, especialmente públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores.
Son ya 100 días de que Andrés Manuel López Obrador asumió el cargo como presidente de México y muchas han sido las demandas en contra de su administración, sin embargo, ha respaldado las acciones menos malintencionadas y más descuidadas bajo el pretexto del combate a la corrupción en todas las instituciones de gobierno.
Corrupción, palabra que innegablemente ha sido una de las más pronunciadas en sus distintos discursos en los que se le ha diagnosticado como el mayor problema de nuestra sociedad. Con ello ha respaldado el recorte a rajatabla de varios proyectos y programas sociales que sí representaban una victoria para algunos sectores de la sociedad civil.
El seguimiento casi porril que tiene el presidente ha avalado gran parte de sus propuestas, como lo fue la cancelación del NAIM, la aceptación del Tren Maya, la puesta en marcha de la Hidroeléctrica en Huexca, entre otras. Resulta innegable pensar que una gran suma de dudas rodea las tres iniciativas; no obstante, es la cancelación del Aeropuerto Internacional aquella que le resultó más benéfica en términos de aceptación.
Luego de ello, vino el Tren Maya, el cual ha sido consultado y aceptado sin que exista un anteproyecto que nos permita esclarecer el posible daño ambiental que la obra traerá. Más tarde, llega la termoeléctrica, que, con una cerrada votación, sostuvo el Sí a su puesta en marcha.
Si bien una gran suma de colectivos son quienes se han pronunciado en contra de estos proyectos, no basta la argumentación para tumbar la barrera defensora que rodea al presidente. Los hechos serán los mejores sustentos para demostrar que no todo lo implementado está bien ejecutado.
Mientras tanto, es la Secretaría de Hacienda y la Unidad de Investigación Financiera quienes se encuentran detrás del trabajo sucio: mientras AMLO hace y deshace, la dependencia y la suboficina anuncian investigaciones por casos de corrupción. La pregunta es ¿de qué sirven tantas investigaciones si el presidente ha ordenado no perseguir a nadie?
Es cierto que el fiscal general, Alejandro Gertz Manero, se ha pronunciado y ha defendido la autonomía de la FGR, aunque, hasta ahora, parece que atiende las necesidades del presidente, puesto que no hay información relevante en torno a las investigaciones en curso. Se conoce de ellas gracias a los funcionarios de Hacienda, pero no porque el fiscal emita información de ellas. Vamos, ni siquiera se sabe el avance en investigaciones abiertas al inicio del sexenio.
Las porras podrán desilusionarse cuando caigamos todos en la cuenta de que los resultados favorables son pocos. Y peor aún, caeremos en grandes cuestionamientos cuando haya más carpetas de investigación que detenidos por incurrir en ilícitos relacionados con la corrupción.
Por César J.G.
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